2022. Año tres de la pandemia. El de la supuesta recuperación económica. El de la Guerra en Ucrania. El de estadios repletos para ver al artista más escuchado durante los últimos tres años, un reggaetonero de Puerto Rico. El del Mundial que se celebró en Oriente Medio, en un régimen que viola sistemáticamente los derechos humanos. El de la muerte de Isabel II y Pelé, íconos indiscutibles del siglo XX. El de la crisis climática que dejó de ser una posibilidad y se tornó tangible a través de sequías históricas, seguidas de lluvias y nevadas igualmente históricas. En el que, como nunca antes, la conversación en torno al género y la sexualidad dejó de pensarse en términos binarios.
Reunimos veintidós momentos que marcaron el año, claves mundiales y con énfasis en México para entender los sucesos que forjaron 2022 y la perspectiva que ofrecen hacia 2023.
24 años y 20 títulos de Grand Slams después, Roger Federer se despidió profesionalmente el 23 de septiembre en Londres. Lo hizo acompañado de Rafael Nadal, su acérrimo rival con el que se disputó la cima del tenis mundial durante las últimas dos décadas. Tras disputar el último punto y mirar un video que resumía su trayectoria, la emoción invadió la pista de la Arena O2, dejando una de las imágenes del año, una fotografía que da cuenta del verdadero vínculo que puede existir entre dos deportistas, por más que el mundo se ha empeñado en distanciarles como si de archienemigos se tratara y ellos mismos incluso se hubieran dejado llevar en ocasiones por ese antagonismo fuera del match. Pero más importante aún en esta imagen: un gesto. La mano de un tenista sobre la del otro.
Algo intermedio entre la caricia y el apoyo, acompañado de llanto y sentimiento exacerbado. A su alrededor, la muestra de otra masculinidad y una manera distinta de ser-hombre en el ámbito deportivo. Dos seres humanos unidos por la rivalidad —a partir de la cual forjaron las leyendas que hoy son— tomándose la mano y dando un rostro que deberíamos ver más a menudo en cualquier tipo de cancha: el del afecto, sea cual sea el personaje que desempeñemos, sea cual sea nuestro género.
Desde Misterios sin Resolver en los 80, la mítica Law & Order de los 90, y pasando por Dexter, así como Mindhunter, las series sobre asesinos seriales y suspenso han ocupado un lugar privilegiado en la cultura contemporánea. 2022 no fue la excepción con Dahmer, sólo que el acercamiento fue algo distinto. Primero, por la producción, que trató de no romantizar a uno de los criminales más despreciables de la sociedad estadounidense y retrató un sistema judicial racista y homófobo que hasta hoy sigue siendo un gran problema en su país. Después, a manos del público, que hizo de esta historia real una fascinación traducida en videos, memes, disfraces, chistes y hasta fiestas para glorificarle.
Un escenario que —como en la mayoría de estas producciones– nos hace preguntar: ¿no deberían suscitar consciencia y reflexión estas historias? ¿Tendríamos que seguir viendo con buenos ojos a estas series? ¿Netflix y Ryan Murphy pueden realmente decir que actuaron de buena fe al hiperestetizar un suceso como éste y poner de protagonista a un ícono sexual (Evan Peters)?
2022 fue el año en el que Ticketmaster, la empresa de distribución y venta de boletos para eventos en vivo más grande del mundo, defraudó a miles a partir de un entramado en el que converge un monopolio de foros y conciertos, un sistema ineficiente que prioriza la reventa sobre la lealtad de los fans y costos de gestión excesivos, que lastiman tanto al público como a los artistas, todo en una sola plataforma.
Tras un fiasco en la venta de boletos de ‘The Eras Tour’ de Taylor Swift que culminó con una demanda colectiva que ahora mismo avanza en el Senado de los Estados Unidos, en México la polémica alcanzó su punto más alto con la llegada de ‘The World Hottest Tour’ de Bad Bunny a Ciudad de México, donde miles de fans con entradas compradas en vías oficiales terminaron lamentándose afuera del Estadio Azteca ante la negativa de los organizadores para acceder al recinto, alegando boletos clonados o falsos.
De acuerdo con The New York Times, hoy Live Nation controla el 70% del mercado de venta de entradas para eventos en vivo en Estados Unidos, una influencia monopólica que deja sin opciones a la mayoría de los artistas, sin importar su poder de convocatoria. No obstante, la demanda en Estados Unidos, una multa millonaria a cargo de la Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor) en México y los comunicados de distintos artistas dispuestos a explorar opciones para reducir el poder de Ticketmaster, prometen un escenario más justo y menos frustraciones para escuchar música en vivo durante 2023.
Entre las miles de millones de búsquedas que se hacen a diario en Google, una consulta inusitada alcanzó notoriedad en Colombia durante marzo. Se trataba de Frailejón Ernesto Pérez, una canción interpretada por un frailejón, un personaje animado basado en el icónico género de plantas nativas de Sudamérica.
Con un estribillo pegajoso que llama a los menores a realizar acciones básicas por el medio ambiente, el frailejón se abrió paso en el mundo viral y dejando de lado el estatus de torpe canción de campaña gubernamental, fue compartida más de 300 millones de veces. El impacto de Frailejón Ernesto Pérez fue tal, que el personaje apareció en un clip promocional de Stranger Things en el canal de YouTube de Netflix Latinoamérica y fue incluido en el resumen mundial de las búsquedas más relevantes para Google durante 2022.
La vacuna Mosaico cerró 2022 en México atravesando su fase 3 de experimentación, posicionándose como una muy buena candidata para convertirse en una herramienta preventiva contra el VIH. Hasta la fecha, en México ninguno de los tres niveles de gobierno ha emprendido esfuerzos de atención integral a personas que viven con este virus; asimismo, protocolos de detección, campañas de prevención, conmemoraciones ni acompañamientos se impulsan en la actualidad desde el Estado.
Debemos señalar que la prueba de esta vacuna —preventiva, no curativa— es un esfuerzo total de la sociedad civil y empresas internacionales, no del gobierno mexicano. En México y en ocho países más se prueba la vacuna, esperando que ésta pueda ayudar a evitar el VIH en un futuro no muy lejano.En la fase 3 se evalúa la dosis y la eficacia, probándola ya con miles de personas, generalmente en estudios multicéntricos —todos ellos voluntarios—. La fase 4 se realiza una vez que ha sido aprobada la vacuna y permite determinar su funcionamiento real. Los resultados se obtendrán para principios de 2023.
El panorama de la moda internacional cierra este 2022 con un gran proyecto impulsado desde México y que logra poner los puntos sobre las íes cuando hablamos sobre otras formas de entender y accionar esta industria que, sobre todo, es cultura y narración de los seres humanos.
La diseñadora mexicana Carla Fernández presentó su nuevo proyecto editorial «Manifiesto de la Moda en Resistencia», un libro que plasma su visión de la moda, diseño, creación y producción de prendas durante los 15 años desde el nacimiento de su firma. En él hallamos un amplio ensayo fotográfico donde distintos lentes acompañan la historia de esta firma, una compilación de textos en torno a Fernández y el panorama del diseño en México, pero sobre todo contamos con una postura crítica que todas las personas involucradas con la moda hoy deben leer. «En el verdadero lujo no hay opresión», afirma uno de sus principios.
2022 fue el año en el que la Copa del Mundo (el evento más mediático a nivel mundial) aterrizó en Qatar. No fue ninguna casualidad, ni siquiera un gesto de multiculturalidad con la intención de ampliar los horizontes del futbol. Diez años antes, el Comité Ejecutivo de la FIFA elegía la sede ante la sorpresa mundial. Detrás de la elección de Qatar se escondía un entramado de sobornos, corrupción y fraude, hoy comprobado a través de investigaciones periodísticas y judiciales.
Al margen del deporte, el Mundial de Qatar consiguió uno de los principales cometidos del comité organizador: lavar la reputación de una monarquía absoluta con un largo historial de violaciones a los derechos humanos, donde la sumisión de las mujeres está reconocida como ley y las relaciones homosexuales son consideradas un delito grave que se paga con cárcel y tortura. A pesar del conocimiento público de los atropellos a los derechos humanos, la muerte de más de 6,500 migrantes que se encargaron de levantar los majestuosos estadios, Qatar 2022 dejó una grata impresión en la mayoría de medios de comunicación y visitantes que viajaron hasta Medio Oriente para presenciar, directa o indirectamente, la Copa del Mundo. En suma, se trató de un sportswashing de manual, solo comparable con los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 durante el Tercer Reich y por encima de la Copa del Mundo de Argentina 1978, celebrada en plena dictadura.
Desde su creación, Google se convirtió en el punto de partida del 90% de búsquedas en Internet. El algoritmo del motor de búsqueda, cuyos secretos sostienen un imperio de 40,700 millones de dólares y un poder casi ilimitado para controlar el tráfico en la red, no tuvo rival hasta la llegada de TikTok, cuyo impacto comienza a extenderse más allá del entretenimiento que empezó con coreografías y lip sync.
En julio pasado, un portavoz de Google reveló que cerca del 40% de los jóvenes (sin especificar edades) ya no realizan búsquedas en Google, sino en Instagram y sobre todo, en TikTok, la app más descargada del mundo en el grupo de edad entre 18 y 24 años. El ascenso de TikTok como motor de búsqueda trae consigo un riesgo evidente: a diferencia de Google, su algoritmo responde a la lógica del consumo masivo en redes sociales, una burbuja que privilegia los gustos del usuario por encima de la información y cuyo único fin es aumentar el tiempo de retención dentro de la app.
Mientras más alto sean los altares que construimos para nuestros dioses, más estrepitosa será su caída y más ruido harán sus añicos cuando se dispersen contra el suelo. Este año tuvimos tres ejemplos sustanciales de lo que significa encumbrar a un personaje que, de hecho, no debería tener tanto poder en nuestras culturas globales.
Primero, Elon Musk; quien este 2022 —más que en cualquier otro año– demostró que efectivamente no es un científico ni la mente brillante de los negocios que sus fanáticos (y él mismo) han querido proyectar. Es sólo un hombre con mucho dinero y, por ende, un megáfono: recordemos cuando afirmó que el distanciamiento por Covid-19 era una medida fascista, mientras violaba las leyes laborales amenazando a sus empleados en Tesla cuando intentaban sindicalizarse. Después tenemos a Kanye West, que tras haber sido considerado uno de los creativos más influyentes de nuestra era terminó afirmando su amor por Hitler, satirizando el Black Lives Matter y convirtiéndose en un paria por incitar a la violencia donde se hiciera presente. Por último: la firma entera de moda, Balenciaga —creciente en los últimos años—, que ha dejado en claro que la controversia y la disputa para llegar a la grandeza pueden ser sólo eso. Polémica sin fondo. Una riesgosa postura que te puede llevar a hacer dos campañas que aluden a la pornografía infantil.
Un álbum que nos hizo viajar en el tiempo y que este 2022 nos dio un mix de voces, sonidos y ritmos que homenajean a los orígenes de la música que hoy escuchamos, así como a los artistas que le gestaron. Una producción que viaja de los años 70 al presente explorando con diversas influencias de las culturas negra, latina y queer, con acentos de post-disco, funk, R&B, house, afrobeat, techno y, claro, mucho voguing. La lección musicológica que necesitamos justo ahora.
Y una tarde de septiembre en Balmoral, Escocia, sucedió finalmente lo que durante estos últimos años se había convertido ya en un meme, una tenebrosa apuesta e incluso un inequívoco pero impensable suceso que marcaría la historia del Reino Unido.
La reina Isabel murió a los 96 años. Símbolo absoluto de la monarquía actual —aceptémoslo, las demás coronas del mundo poco impacto tienen en la cultura popular si les comparamos con la británica—, su deceso plantea un nuevo punto de quiebre en torno a las familias Reales en todo el mundo, abriendo otra vez las preguntas más importantes que se pueden hacer en el siglo XXI acerca de la llamada sangre azul: ¿seguimos necesitando de estas instituticiones (de otro tiempo) en países que pretenden la contemporaneidad? ¿Se debe seguir amamantando a una representación como ésta, que la más de las veces es plenamente antiprogresista? ¿Las coronas solucionan de verdad los problemas de su pueblo, o sólo son esa brillante antigüedad que en muchas casas guardamos para reconfortarnos en días difíciles y pensar que hubo un pasado mejor e ilustre? Si ése es el caso, sin la reliquia más importante de la monarquía inglesa, esta nación podría comenzar a plantearse —por fin— otros futuros posibles.
Cinco años después del terremoto del 19 de septiembre de 2017, la tierra volvió a estremecerse en el centro de México. La memoria revivió los traumas y miedos de 2017 y 1985, los dos sismos más mortíferos en la historia de la capital, sucedidos el mismo día en distintos años. La incredulidad se apoderó de millones que minutos antes, tal y como ocurrió un lustro atrás, salieron a la calle para cumplir con el simulacro y sobre todo, conmemorar a las víctimas de los 19 de septiembre anteriores. La coincidencia fue tal, que la primera reacción de algunas voces acreditadas llamó a abrir nuevas líneas de investigación científica para desentrañar la naturaleza del 19S.
Más de cuatro meses después, la sismología coloca los tres eventos en su justa perspectiva: aunque los tres grandes terremotos del 19S despiertan suspicacia, el registro instrumental de sismos en México —y el mundo— no es mas que un suspiro en la escala geológica. Desde 1906, cuando se instaló el primer sismógrafo en territorio nacional, el mes con más terremotos mayores a magnitud 6 es diciembre. También sirve recordar que el centro de México, la franja que atraviesa el paralelo 19 y concentra más de la mitad de la población, forma parte de un eje volcánico que va del Pacífico al Golfo, una región altamente sísmica, cuyas tierras fértiles y disponibilidad de agua han sido núcleo de asentamientos humanos desde el poblamiento de América.
Y así como en algún momento estuvimos extremadamente convencidos de que el entretenimiento por streaming era la muestra cercana y absoluta del futuro en nuestras pantallas, hoy la panacea parece mostrar sus debilidades.
Después de la alta demanda que estos servicios atravesaron durante la pandemia de 2020, y dejando de lado aquellas marcas respaldadas por grandes compañías tecnológicas o que se dedican a contenidos especializados de «alta calidad», el resto de las plataformas ha tenido que introducir comerciales en su programación, así como restricciones severas en el número de dispositivos usuarios, para absorber la mayor cantidad de público posible. También, el divorcio de ciertos sellos en el intento por lanzar sus propios servicios y ofertar catálogos exclusivos ha hecho que los suscriptores tengamos que contratar tres, cuatro o más «paquetes» para nuestro hogar (incrementando, claro, la inversión en entretenimiento si es que deseamos tal o cual productora en la TV). Pero, hey… ¿todo esto no es lo mismo que ya teníamos en la televisión por cable o antena? ¿No es eso a lo que queríamos renunciar con el streaming?
La noche del 18 de diciembre, Argentina conquistó su tercera Copa del Mundo. Lo hizo de la mano de Messi, quien zanjó la eterna comparación con Maradona y el desdén que aún quedaba en algunos connacionales, que desde el inicio de su carrera exigían la genialidad que desperdigaba en el FC Barcelona como una prueba fehaciente de su amor por Argentina. A Messi ahora no solo lo acompaña la crítica, que lo considera dominador de cada faceta del juego, y los registros que lo acreditan como el mejor asistidor y goleador de la historia: también el último gran trofeo que se resistía a sus vitrinas, que terminarán como las más laureadas de cualquier futbolista. Junto a un equipo plagado de menores de 25 años que aún eran niños cuando el rosarino jugó su primer Mundial, la leyenda del 10 se encumbra definitivamente hasta una cima inédita incluso para Pelé y Maradona, los mitos que marcaron el no va más en el deporte más popular del último siglo. Aún es pronto para visualizar el legado de Qatar en la historia de los Mundiales; sin embargo, una noche de Doha a finales de 2022 entronizó a Messi como el mejor futbolista de todos los tiempos.
2022 fue el año en que la conversación en torno al género y la sexualidad dejó de pensarse, plantearse y cuestionarse en términos binarios; por lo menos, más que en otros períodos próximos. Si antes solía entenderse que las personas eramos hombres o mujeres, heterosexuales u homosexuales —desbancando por completo a todas las demás siglas de la comunidad LGBT+—, hoy la comprensión pública se abre a los matices de la no-binariedad; una denominación y consciencia que de hecho no es del todo nueva.
Una persona no binaria es aquella que no se siente necesariamente conforme con una identidad de género masculina o femenina tradicionales, y puede entonces relacionarse con elementos de ambas, identificarse como un tercer género, tener un género fluido (que transicione de manera constante o esporádica entre dos o más de estos) o incluso ser agénero. Esto, poco a poco, ha permitido que la discusión sea más abierta, rica y considerada también alrededor de la bisexualidad, las relaciones sexo-afectivas entre varios, lo trans, las nuevas masculinidades y todo aquello que solía pensarse estrictamente bajo la lógica binaria. Éste fue el año en que los pronombres se hicieron más importantes que nunca (elle, them, they).
Como si estuviéramos en los incipientes años 80 del siglo pasado —y efectivamente bajo la sombra de la pandemia por Covid-19, todavía—, este 2022 atestiguamos cuánto camino nos falta aún para dejar de estigmatizar a una población o comunidad en concreto cuando hablamos de la propagación de un nuevo virus contra la humanidad. La viruela del mono significó durante los últimos meses una marca impuesta —incluso por la misma OMS— sobre las personas homosexuales, como presuntas responsables del creciente número de contagios. Un signo de culpabilidad que fácilmente puede leerse como una contención de su libertad sexual, así como una alerta de pánica y desconfianza que rápidamente se puede convertir en una idea de delito.
A la fecha, gobiernos y organismos estatales no dan soluciones convincentes contra el virus y su tratamiento. Vacunas, principalmente. Grupos activistas, sobre todo LGBT+, afirman que los casos de contagio se encuentran subregistrados.
En un país donde la violencia contra las mujeres y la impunidad se conjugan a diario, el caso de Debanhi Escobar, una joven neoleonesa de 18 años que murió en circunstancias que siguen siendo un misterio para las autoridades, levantó una ola de indignación que alcanzó un eco inusitado en México.
Trece días después de su desaparición, la Fiscalía de Nuevo León dio con los restos de Debanhi en el motel Nueva Castilla, a las afueras de Monterrey. Dos autopsias y un sinfín de versiones contradictorias después, las autoridades confirmaron su incapacidad para traer verdad y justicia, a pesar de que el caso escaló hasta el más alto nivel y se convirtió en un símbolo más del México feminicida de 2022.
La crisis climática ya está aquí y es más perceptible que nunca. Más allá de los cientos de estudios y publicaciones que desde 1988 coinciden en la existencia de una interferencia antropogénica peligrosa en los sistemas climáticos, los fenómenos extremos ya están afectado directamente la vida de millones alrededor del globo.
En el verano de 2022, más del 70% del territorio nacional experimentó falta de agua. La sequía fue más acentuada en Nuevo León, donde la población enfrentó por primera vez una racionalización del agua por causas naturales. Millones de personas en la zona metropolitana vivieron cortes de agua que se alargaron durante semanas y coincidieron con los meses más cálidos del año. Sin una política dirigida a reducir drásticamente los gases de efecto invernadero, el mundo se dirige hacia un aumento de la temperatura de al menos 2.6ºC por encima del promedio del último siglo, suficiente para poner en jaque la vida tal y como la conocemos en la mayor parte del globo.
Mayo trajo consigo el lanzamiento de ‘Un verano sin ti’, el quinto álbum de estudio de Bad Bunny. Se trata de una obra diferencial que parte del reggaetón hacia otros ritmos caribeños (dembow, merengue, salsa), incursiona en el rap, los sintetizadores y aterriza en sonidos acústicos.
Además de conquistar las listas de popularidad y reafirmar el sitio del artista más escuchado del mundo por tercer año consecutivo, el impacto de Bad Bunny desde su implosión en 2019 se puede resumir en ‘World’s Hottest Tour’, la primera gira mundial concebida para tocar reggaetón en estadios, rompió los récords de recaudación en la historia de los eventos en vivo: en 81 conciertos, Bad Bunny vendió 2.4 millones de boletos, que se tradujeron en ingresos por 435 millones de dólares.
Durante los primeros dos años de pandemia, Bad Bunny lanzó tres álbumes (YHLQMDLG, Las que no iban a salir, El último tour del mundo) con los que siguió escalando hasta el sitio privilegiado que hoy ostenta, un esfuerzo calificado por Rolling Stone como «un compromiso casi único por entretener a un planeta encerrado». A partir de un estilo desenfadado pero comprometido con causas sociales como la gentrificación en Puerto Rico, el feminismo y lo no-binario, Bad Bunny se ha convertido en un catalizador del sentir de una mayoría centennial, impulsado por la catarsis de volver a salir a las calles –en resumen, a vivir– tras los años más duros de la pandemia.
Tras dos años marcados enteramente por la pandemia de covid-19, 2022 se vislumbraba como un año de estabilización y recuperación económica. No obstante, el 24 de febrero, el anuncio desde el Kremlin de una «operación miilitar especial» marcó definitivamente el derrotero de la economía mundial durante el año.
La invasión rusa a Ucrania, un conflicto que se gestaba desde 2013 con las manifestaciones del Euromaidán y la anexión de Crimea a Rusia, y que estalló definitivamente con el reconocimiento ruso de Donetsk y Lugansk como repúblicas populares, reavivó los horrores de la guerra en Europa, una región que no asistía a un movimiento armado de tal magnitud desde la caída del telón de la Segunda Guerra Mundial.
El conflicto encareció el precio del maíz, la gasolina, el petróleo, los fertilizantes y un sinfín de materias primas a nivel mundial, alargando el efecto de la crisis provocada por el coronavirus en la mayor parte del globo.
Este año, Tenoch Huerta llegó a Hollywood personificando a Namor, el poderoso líder del reino submarino de Talokan en el mundo de Black Panther, cuya adaptación al cine incluyó distintas referencias a los pueblos mayas. ¿Más y más niños disfrutarán su infancia, jugando a ser superhéroes, sin tener que estar aspirando forzosamente a ser un rubio dios nórdico ni un caucásico millonario capaz de convertirse en un vengador gracias a su enorme capital cultura y monetario, gracias a la presencia de Huerta en Black Panther: Wakanda y sus demás giros de representación en la trama? Es muy probable.
¿Que también estamos hablando de una cinta que por un lado legitimiza el status quo, mientras se intenta reordenar por otro la apreciación de la diversidad en el mundo? Sí. Así de contradictorio.
Una de las promesas que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia con un récord histórico de 33 millones de votos fue regresar al Ejército a los cuarteles, tras dos sexenios donde la violencia recrudeció a partir del inicio de la ‘guerra contra el narcotráfico’. No obstante, durante 2022 la tendencia de confiar ciegamente en los militares y dejar en sus manos labores civiles alcanzó su punto más alto:
En agosto de 2022, un decreto firmado por el presidente y aprobado en ambas cámaras reformó cuatro leyes para entregar la Guardia Nacional a la SEDENA, consumando la militarización de la seguridad pública en México. Además, el Ejército es clave en la construcción del Tren Maya, la operación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el control y vigilancia de las fronteras y puertos del país; una tendencia que amenaza los derechos humanos tras un largo historial de las fuerzas armadas en episodios relacionados con ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas y otras violaciones a los DDHH.
acento. Pronunciación digital.