Salvador Dalí

Dalí: ¿cuáles fueron sus etapas artísticas?

Más allá del personaje que convirtió su propio ego en arte, revisitamos la obra de un artista cuyas distintas etapas creativas definieron el siglo XX

Hablar de las etapas artísticas de Dalí es sumergirse en un torbellino de bigotes imposibles, relojes derretidos y paranoias meticulosamente calculadas. Es enredarse en la reinvención del delirio. Pero más allá del personaje que convirtió su propio ego en arte, estamos discutiendo de un artista que atravesó distintas etapas creativas que definieron el siglo XX; no simple y llanamente de un pintor cuya obra es el gancho perfecto de las almas adolescentes que apenas experimentan el mundo del arte por vez primera. Desde sus inicios hasta su ocaso barroco, cada fase de su carrera revela una obsesión distinta: el academicismo, el surrealismo, el misticismo y, finalmente, el reflejo de su propia leyenda.

Quién fue Salvador Dalí

Salvador Dalí (1904-1989) fue el enfant terrible del surrealismo. Un virtuoso técnico con un ego tan vasto como su imaginación. Maestro del delirio pictórico, fusionó el pensamiento de Freud, la física cuántica y la mitología personal en lienzos que parecen sueños atrapados en óleo. Capaz de hacer del arte un espectáculo, diseñó para diversas marcas y sus campañas publicitarias, colaboró con Disney y convirtió su bigote en un manifiesto. Breton lo desterró del surrealismo por «capitalista», pero él respondió con dólares dorados y un museo propio en Figueres. ¿Genio o charlatán? La discusión sigue hasta nuestros días.

Obra de Dalí

Dalí fue el artista que hizo de lo irracional su firma y de la provocación su estrategia. Maestro del surrealismo, combinó ciencia, misticismo y delirio en imágenes tan impactantes como Construcción blanda con judías hervidas (1936). Debemos destacar que su genio no se limitó al lienzo: diseñó muebles, escribió, hizo cine y hasta imaginó escaparates que parecían portales a otra dimensión. Entre la genialidad y la extravagancia, su arte sigue recordándonos que la realidad es moldeable y que el absurdo, cuando es brillante, es inolvidable.

Cuáles fueron las etapas artísticas de Dalí: el genio que reinventó el delirio

Dalí es un sinónimo del caos ordenado. Un hombre que tomó el surrealismo y lo usó como un escenario para su propio espectáculo. Su obra desafió la lógica y, aquí, un listado de sus etapas.

Clasicismo y rebeldía

El clasicismo es una de las etapas artísticas de Dalí
Autorretrato con cuello rafaelesco (1921).

Dalí nació con talento y un innegable sentido del espectáculo. En su juventud, su trazo era de una precisión quirúrgica, casi renacentista. «Desde niño, ya era un maestro del claroscuro», señala Robert Radford en Dalí (Tate Publishing, 1997). Su etapa formativa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid fue un festín de influencias, donde se nutrió de la pintura flamenca, el impresionismo y el cubismo, aunque con una arrogancia legendaria. Fue expulsado, alegando que sus profesores no estaban a su nivel. Obras como Autorretrato con cuello rafaelesco (1921) y Muchacha en la ventana (1925) reflejan su dominio del realismo con una sensibilidad luminosa y detallada.

La inmersión surrealista

Surrealismo
Construcción blanda con judías hervidas (Premonición de la Guerra Civil) (1936).

Cuando Dalí conoció a André Breton y a la troupe surrealista en París, encontró su tribu. Se dio de frente con el arte como un espacio donde la mente no tiene reglas. Inspirado por Freud y su “método paranoico-crítico”, pintó imágenes que flotaban entre el sueño y la locura, como en La persistencia de la memoria (1931), donde los famosos relojes blandos desafían la rigidez del tiempo. Otras obras clave de esta etapa incluyen El gran masturbador (1929) y Construcción blanda con judías hervidas (Premonición de la Guerra Civil) (1936), en las que su iconografía delirante refleja tanto el deseo como la violencia política. Fue el momento en que su nombre se volvió sinónimo de surrealismo, aunque la relación con sus colegas terminó mal. Breton lo apodó Avida Dollars, un anagrama de su nombre que aludía a su amor por el dinero —y al parecer, también por los Rolex—.

Vogue en las etapas artísticas de Dalí
Portada para Vogue, 1944.

Dalí también expandió su arte más allá del lienzo, colaborando con revistas de moda. En 1944, diseñó una icónica portada para Vogue, donde fusionó la elegancia con su imaginario onírico. Este trabajo consolidó su presencia en el mundo del lujo y el diseño, demostrando que el surrealismo podía habitar tanto en los museos como en las páginas del universo editorial high end. Definitivamente, de las etapas artísticas de Dalí más sonadas en todo el mundo.

Misticismo nuclear

Misticismo nuclear
Cristo de San Juan de la Cruz (1951).

Después de la II Guerra Mundial, Dalí abrazó la religión, la física cuántica y la imaginería renacentista. Se definió como un “místico del siglo XX” y pintó a Cristo flotando en dimensiones imposibles (Cristo de San Juan de la Cruz, 1951). En esta fase, el artista combinó las matemáticas con lo divino, convencido de que la ciencia era tan irracional como el surrealismo.

La Madonna de Portlligat (1949) y La última cena (1955) son ejemplos de su fusión entre lo espiritual y lo atómico, donde figuras levitan en un espacio etéreo y deconstruido en estructuras geométricas.De las etapas artísticas de Dalí que más fascinan a los críticos de arte.

Barroquismo y megalomanía

El barroquismo en las etapas artísticas de Dalí
El descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1958).

En sus últimos años, Dalí se sumergió en la autoparodia: joyas, hologramas, colaboraciones con Disney y una versión maximalista de sí mismo. El descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1958) y Galatea de las esferas (1952) muestran su obsesión por la descomposición de la imagen en formas geométricas y su devoción por la grandeza histórica. «Era un genio y lo sabía demasiado», dijo el crítico Robert Hughes en The Shock of the New (Knopf, 1980). Su última etapa fue una fusión de excesos.

La huella de Dalí: su influencia en el arte contemporáneo

El legado de Dalí se extiende mucho más allá del surrealismo. Su influencia es visible en artistas contemporáneos como Damien Hirst, con su fascinación por la muerte y lo macabro, o en Jeff Koons, cuya mezcla de arte y espectáculo evoca la teatralidad daliniana. Takashi Murakami ha citado su amor por el absurdo y la estética hipnótica de Dalí como una gran inspiración. Incluso en la moda, diseñadores como Alexander McQueen y Elsa Schiaparelli han reinterpretado su imaginería en prendas que parecen salidas de un sueño daliniano. Dalí no solo rompió las reglas del arte, sino que legó la obsesión por quebrar los límites de todo.

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