Christo. Entre lo monumental, lo político y el espectáculo

Éstas son algunas claves para entender el trabajo de Christo. Uno de los artistas más importantes de nuestra era.

I

Hablar de la obra de Christo es entrar en campo minado. Sostenerse de tirantes telas y envolverse en textiles de dimes y diretes, para decirlo con una imagen propia del artista. Su trabajo es un tema complicado, porque la crítica siempre le trató como un showman cuando no un impostor. Un charlatán. Y si a eso le sumamos los posibles impactos negativos de su producción, así como algunos terribles percances derivados de sus instalaciones –pensemos en los paraguas instalados en EE.UU. y Japón–, más difícil.

II

Los proyectos de Christo son trabajos y experimentaciones estéticas que establecieron una práctica compleja de arte conceptual y revolucionarios tiempos de creación. Por décadas y con base en la cooperación de cientos de terratenientes, ambientalistas, gobiernos, arquitectos, civiles y todo tipo de aliados, Christo fue un artista de persistente crecimiento. De monumentalismo. De titánico encanto y  un hacer casi infantil. Él fue autor de los más extremos procesos del land art en el siglo XX.

III

Christo no sólo fue el artista de las islas rodeadas. El que hacía «por llamar la atención», según los detractores. Recordemos que entre sus producciones más importantes estuvo una activación propagandística durante su juventud en Bulgaria. Misma que no pertenece a su corpus de obra, pero que significó un punto de arranque para sus exploraciones. Christo asesoró a los agricultores a lo largo de la ruta del Orient Express para organizar sus pajares y maquinaria de manera tal que se sugiriera actividad bulliciosa y prosperidad al pasar. Una tarea que le hizo descubrir la comunión entre estética y política, aun cuando su cometido no haya sido el de crear una experiencia de arte.

IV

También está su instalación Valley Curtain, cuando colgó una tela de nylon naranja sobre un estrecho paso de la carretera estatal en Rifle, Colorado. Un cuerpo textil que, dos días después, fue rasgado por vientos feroces; a lo que Christo contestó: «Que el telón ya no exista sólo lo hace más interesante». Declaración que inauguró una actitud nueva en el circuito de las artes.

V

Asimismo, no debemos obviar el plan de Christo para envolver el Reichstag en Berlín. Un proyecto que por décadas no encontró más que resistencia de los funcionarios de Alemania Occidental, pero tras la Caída del Muro, para 1995, se completó. Un acto que simbólicamente concretó un proceso de imaginarios en la historia de las artes europeas.

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Eduardo Limón
Editor Digital

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