La nostalgia, más que una aflicción o un recurso de mercado, es hoy todo un concepto que gobierna (genuinamente) la manera en cómo vivimos. Durante sus primeros atisbos en el terreno de la Moda, se pensó que la estética de la añoranza era un sinsentido. Un capricho que guiñaba con los años 80 y 90 desde el 2016, fuera de todo sustento o razón formal. Involución le llamaron algunos. Retroceso, según otros. Sin embargo, ahora esa macrotendencia que todo lo cubre, adquiere total dirección y pertinencia en la vestimenta si es que revisamos con calma los últimos sucesos a nivel mundial. El fashion inspirado en el pasado demuestra con ardor sus condiciones de emergencia. Acontecimientos que dan absoluta respuesta a por qué este revival es tan vívido en la indumentaria.
El movimiento #MeToo, por un lado, ha sido un suceso de emancipación femenina y postura política que ha encontrado en determinadas prendas un lenguaje preciso. Indumentaria que mezcla comodidad y feminidad en la ropa de diario. La explosión global de mujeres que exigen paridad y reconocimiento ha quebrado el código de vestir frente a los hombres una vez más. Con esto en mente, prendas sueltas, confortables, de silueta neutra y de apariencia fuerte, se notan esenciales en el guardarropa de cualquier ciudadano del mundo. La Moda de los 80, entonces, resulta una solución inexorable para dicha búsqueda gráfica.
En otro terreno, la elección presidencial de Donald Trump en Estados Unidos trajo consigo una estética y una identidad all-gold a las cuales dar batalla. El apellido del empresario (y político) carga por sí solo con una figura exagerada de los años 80; sin embargo, fue su contraparte de democratización y simpleza streetwear lo que ha imperado desde la llegada de este mandatario. La cotidianidad del denim y sus siluetas populares tienen en la actualidad ese tinte de respuesta contracultural hacia el ostento, la exagerada «sofisticación» imperialista y el machismo que trajo el dirigente de Estado. Hacia aquello que se escabulle entre la rubia madeja que el presidente norteamericano tiene por pelo.
Asimismo, las condiciones económicas del mundo entero no son lo que hubiéramos esperado hace un par de años. El auge del Do It Yourself y el resurgimiento de ciertas simplezas en los básicos del armario hallan su coherencia en esto. La ventaja del ready-to-wear sobre la Alta costura –aunque ésta se halle más vigente que nunca–, es totalmente lógica. El ejercicio del hombre en su masculinidad, también permeable en pleno 2019, encuentra cobijo en estructuras sencillas, extremadamente usables y que salen de la cómoda paleta de colores «varoniles».
Así, la Moda de los 80 –y cierta parte de los 90– parece ideal para una época como la nuestra. A pesar de que algunos puedan llamar a esto una involución, la coherencia se desmadeja y se hilvana en cada prenda que parece no perder vigencia desde hace 30 años. Que aparenta, incluso, ser más congruente hoy que tres décadas atrás.
Para esta segunda mitad de 2019, Levi’s juega precisamente con estas líneas que entrecruzan a la política y la sociedad desde la estética, y parten de la pregunta por cuáles serán los jeans vintage del futuro –dado que la icónica marca de denim sabe a la perfección que el vintage es un ADN incomparable–. Levi’s ha decidido que este otoño/invierno será una unión de antigüedades: las de 1980, 1990 y las del porvenir. Ésas que los obsesionados del estilo estarán hurgando en las tiendas clásicas del mañana.
Future Vintage, como se ha llamado a esta colección, está dividida en tres entregas y tres cápsulas de colaboración. Una línea en seis episodios de mezclilla, ropa deportiva, vellón y lo que la marca ha bautizado como now-stalgia: prendas y siluetas contemporáneas que encuentran fuerza y entablan diálogo con la gráfica de los 80 y 90. Esta fusión entre lo familiar y lo nuevo; lo que se usa ahora y de lo que se es más consciente.
Asimismo, se proponen reinterpretaciones en logotipos, ajustes dad-leisure en prendas clave, nuevas miradas en torno al western kitsch de los años 80 y estampados florales de influencia grunge.
En cuanto a las colaboraciones: se encuentra obviamente la de Stranger Things, que protagoniza a la perfección este deslumbramiento que ahora tenemos por aquellos años repletos de mezclilla y colores pastel. Se encuentran también Hello Kitty para conmemorar su cumpleaños número 45 y Star Wars para recibir el noveno episodio de su última saga. Tres cápsulas que tienden puentes con la estética del pasado para entender el presente y escribir un futuro.
Lo interesante de este conjunto indumentario, es que Levi’s no está entregando una calca absoluta de los 80 y 90. Ha logrado una fértil composición entre épocas e intereses, entre innovaciones e historia. Prendas que se enlazan genéticamente con el pasado, pero tienen su propia identidad. Una que, si escarbamos en los libros y viejas fotografías, conecta incluso con la avanzada femenina de los años 40 y el espíritu rebelde de la juventud durante los 70, mas no pierde la oportunidad de hablar del 2019. Un reto bastante grande en la actualidad, pues hemos confundido la inspiración con el clon.
