Si nos deshacemos de la cuenta numeraria que obliga a ordenar los sucesos históricos en fechas por orden cronológico, a veces de manera forzada (como quien acomoda libros en un estante siguiendo únicamente la correspondencia alfabética del apellido de sus autores y pasando por alto la temática), quedarán sólo los hechos y la relación esencial que como eslabones, los une de manera indivisible.
Para Eric Hobsbawm, los sucesos históricos encadenados resultaban más importantes que su simple clasificación cronológica. El historiador inglés se refirió a lo acontecido de 1914 a 1991 como el corto siglo XX. Desde su perspectiva, los primeros catorce años del siglo pasado pertenecían a procesos históricos propios de 1800, mientras que los últimos nueve eran parte de una realidad que escapaba de la naturaleza de los hechos anteriores. Sin tomar en cuenta la lógica del calendario, el inicio de la Gran Guerra (1914) y la caída de la Unión Soviética (1991) abrieron y cerraron el gran relato del siglo XX en un lapso de 77 años.
En la historia contemporánea de México, habría que precisar que el siglo XXI no llegó en el año 2000, sino que irrumpió inadvertidamente en el primer minuto de 1994 en frentes tan distintos como antagónicos. Los Pinos y las montañas del sureste de Chiapas son los ejes desde donde se trazaron hechos decisivos para nuestro país, a saber: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el levantamiento zapatista, la crisis económica y el asesinato de Colosio. Su insospechada duración es referente inmediato y materia necesaria para comprender el devenir nacional y el alcance de sus ecos hasta el presente.
El mayor mérito de ‘1994’ dirigida por Diego Enrique Osorno descansa en su narrativa. Lejos de una revisión somera o un simple repaso historiográfico que se una a las muy visitadas versiones conocidas del asesinato de Colosio, la serie documental planta cara al sesgo univocista de la historia nacional y aborda los sucesos de 1994 desde distintas perspectivas.
Para ello, Osorno coloca frente al espectador dos puntos de vista contrapuestos y detallados personalmente por sus protagonistas: aunque las entrevistas a Carlos Salinas de Gortari y al Subcomandante Galeano (antes Marcos) marcan el hilo conductor, son contrastadas con la opinión de periodistas, políticos cercanos y otros actores de la época.
No obstante, el material fílmico no descansa enteramente en las entrevistas de peso. Los detalles suman al entendimiento del momento histórico: la influencia del obispo Samuel Ruiz en los diálogos por la paz, el pasado de Colosio en SEDESOL antes de convertirse en candidato, el triunfo de Ernesto Ruffo (primer gobernador estatal del PRI) en Baja California o la breve pero sustancial aparición de Luis Hernández Navarro como contrapeso para la versión oficial; los cinco capítulos aportan el contexto necesario para asomar la cabeza a un complejo entramado político del que somos producto.
Además de incluir valioso material restaurado (únicamente visto con anterioridad en los documentales del Canal 6 de julio), ‘1994’ incluye metrajes inéditos que van desde entrevistas a Colosio, hasta escenas de decenas de combatientes zapatistas escondidos en la selva mientras reciben instrucción militar previa al levantamiento.
Para quienes vivieron 1994 por reverberación cercana, la serie documental sirve como un acercamiento para comprender la situación política y económica de México. Aquellos que lo vivieron y tomaron partido también son confrontados, mientras que las nuevas conciencias encontrarán un sinfín de nombres, datos y acciones que podrían llevarles a caer en cuenta del origen de problemáticas que hoy les resultan familiares.
El documental de Netflix demuestra que lo ocurrido hace 25 años no está muerto. La historia y sus entendimientos se configuran como un espacio de lucha constante, una trinchera en la que aún hoy se libran batallas, no por saber con claridad los hechos del pasado; sino por algo apenas más importante: la comprensión del mundo actual, el rasero que decide lo que debe mantenerse y aquello que resulta necesario desechar.
El contraste entre la visión de Salinas de Gortari sobre el levantamiento zapatista (concebido por el exmandatario como una amenaza a la paz social que intentó desestabilizar al país) con la visión de los subcomandantes Galeano y Moisés; el festejo y la supuesta bienvenida al primer mundo confrontados con el estruendo de un movimiento que cimbró la política nacional y dio inicio de golpe no sólo al turbulento 1994, sino al siglo XXI, son el mejor ejemplo de lo anterior.