‘El apagón’, el nuevo video de Bad Bunny, inicia como uno más de su larga lista de éxitos. Con un sentido de pertenencia que reivindica la isla, el clip toma extractos del P FKN R, el multitudinario concierto de tres horas y media con invitados que ofreció en San Juan en diciembre de 2021. Sin embargo, basta un minuto para saber que estamos ante un ejercicio vanguardista e inédito. Una explosión silencia la música y sumerge de lleno al espectador en la realidad de Puerto Rico: apagones que se prolongan por días, un entramado de corrupción y nepotismo que al mismo tiempo que favorece a inversores privados y multimillonarios estadounidenses para lucrar con bienes públicos, provoca la expulsión de personas de sus barrios y la desintegración del tejido social. Todo cargado de altas dosis de racismo y colonialismo.
Sin siquiera advertirlo, el fan de Bad Bunny se encuentra frente a personas que enfrentan la gentrificación en primera persona: una mujer dominicana que fue desahuciada tras casi tres décadas de rentar el mismo departamento, un vecino que atestigua cómo la unidad habitacional donde creció, la escuela del barrio y los vecinos desaparecen gradualmente, desplazados ante lo que desde Estados Unidos se anuncia como ‘una mina de oro para los negocios de bienes raíces’.
Se trata de 22 minutos de un poderoso ejercicio de síntesis que corre sobre el ritmo y la letra de ‘El apagón’, pero que adquiere otro sentido a partir de la pieza documental de la periodista boricua Bianca Graulau. Potenciado por el documental (y viceversa), el tema cobra otro sentido asistido por entrevistas, testimonios y datos duros. El ‘Yo no me quiero ir de aquí, que se vayan ellos’ adquiere una nueva dimensión política, esta vez sin matices: gentrificación, crisis energética y desigualdad se deslizan frente a la pantalla. No es la denuncia incansable de Silvio Rodríguez, ni la rima punzante de Residente. Es el reggaetón de Bad Bunny. El mismo que, desde los derroteros más conservadores del rock, es acusado de no tener mayor trasfondo que mover el culo.
A pesar de su agilidad, ‘Aquí vive gente’ no teme en ponerle nombre y apellido a la gentrificación. Graulau no se conforma con denunciar la problemática y toca, al menos superficialmente, a todos los actores involucrados en ella: señala a Airbnb como el sitio donde se ofertan las propiedades del barrio Puerto de Tierra, junto con una lista de los principales donantes privados a las campañas de políticos puertorriqueños y, sobre todo, pone el ojo sobre las empresas y los inversores que están comprando los bienes públicos (como escuelas, unidades habitacionales y playas) para hacer negocio a partir de la especulación y el turismo en la isla.
¿De qué tamaño es la plataforma que ofrece Bad Bunny para denunciar lo que ocurre en Puerto Rico en su nuevo video? Se trata nada menos que de las redes sociales del artista más escuchado a nivel mundial en los últimos dos años.