Silla Butaque: cinco ideas fundamentales para un diseño mestizo

La silla Butaque de Clara Porset es uno de los diseños mestizos que revolucionó el panorama y la apreciación culturales en nuestro país.

La silla Butaque de Clara Porset hizo posible lo necesario. Conjugar en su silueta las tradiciones de Europa —otros dicen que incluso el Islam— y México, al mismo tiempo que transformar el diseño en una posibilidad para las masas.

Quién es Clara Porset

Clara Porset nació en Cuba durante 1895, en una familia acomodada que le permitió recibir educación tanto en Estados Unidos como en Europa; una práctica que se podían permitir los apellidos más portentosos del archipiélago —o del mundo en la transición del siglo XIX al XX, de hecho—.

Clara Porset
Archivo Clara Porset Dumas, Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (FA-UNAM)

Al tanto de las tendencias más fuertes en Francia, Alemania y Escandinavia, inserta en las reflexiones que se suscitaban en Estados Unidos en torno al diseño y la política, Porset expresó sus pensamientos, intereses y preocupaciones por su país, los cuales no fueron del todo bien recibidos allá. Esto le orilló a la necesidad de exiliarse en México. Región que tras la llegada de esta creativa se vio nutrida por su desarrollo intelectual y plástico.

Estos fueron los antecedentes para la revolución que significaría la llegada de la silla Butaque en el panorama mexicana.

Funcionalismo

Durante los años 30, década en que Porset llegó a México, este país atravesaba uno de los momentos más importantes de identidad en todo el siglo XX. A tan sólo unos cuantos años de la Revolución, el funcionalismo se encontraba en pleno apogeo. Un principio que nace de la Bauhaus y que se interesa por armonizar la función y la construcción en un mismo cuerpo; tratándose no tanto de un movimiento artístico, sino de un principio estético racionalista. Un discurso que se manifestaba —y se sigue manifestando— en obras adscritas a diversas tendencias.

Partiendo de dicho punto, la diseñadora privilegió la unión entre utilidad y forma para crear la silla Butaque. Justo como también hemos visto en otros episodios del diseño mexicano, como el de la Acapulco clásica.

Silla Butaque diseño

Nacionalismo

Con la corriente muralista en plena agitación como escenario general de la vida artística en México, Porset volvió su mirada sobre las artes populares y las artesanías. Esto como parte de su discurso sobre la nula separación entre las bellas artes y utilitarias; misma que afirmaba era artificial y el resultado directo de una debilidad cultural. Su interés: que la sociedad posrevolucionaria mexicana no perdiera su espíritu tradicional originario —en ese momento entendido como indigenista—. Que se hiciera consciente cada vez más de su potencial vanguardista.

Ambiente

La silla Butaque nace también de una reflexión que acompañó a Porset en diversas etapas de su vida. Ella afirmaba que el ambiente, el contexto, fungía un papel crítico en la formación de una persona. Lo que en otras ocasiones de su trayectoria se puede identificar como una preocupación por la vivienda popular, en el panorama del diseño le podemos entender como la inquietud por el mueble en tanto factor didáctico de los seres humanos (mexicanos).

Silla Butaque baqueta

Aprovechamiento

De la silla Butaque resaltan dos elementos primordiales: el aprovechamiento de la madera en los ensambles y curvaturas en las patas, así como la versatilidad de adaptar este diseño a las necesidades y usos de cada zona en donde se necesite. Es decir, no sólo atiende al lenguaje arquitectónico del lugar que le acoja. Esta silla también se modifica con base en el clima y el carácter —podríamos decirle incluso humor— que le rodeen.

Sincretismo

Materiales de la silla Butaque

Silla Butaque materiales

Así, esta silla es la adaptación de la silla de caderas española y la Savonarola de origen italiano, aunque otros estudiosos creen que también guarda en sus formas reminiscencias de la silla femenina de montar jamuga —de origen mudéjar—. Combinando modernidad y usos tradicionales, Porset tomó maderas, fibras, cuero y demás materiales para darle vida a una silla de auténtica herencia mexicana, de líneas eclécticas, que con técnicas industriales facilitaron su producción en masa.

Desde el respaldo sólido en ixtle o baqueta, hasta los tapices acojinados o el bejuco tejido en ojo de perdiz, esta silla es también considerada una descendiente de la silla Campeche. Otro resultado del mestizaje entre españoles y pueblos originarios.

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