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Meritocracia

(FALSOS) Hábitos de éxito que nos han dejado millonarios y emprendedores

Hábitos de éxito que debes dejar de creer, porque no están para nada relacionados con la riqueza ni la victoria realmente.

Dicen que para alcanzar la gloria y el mayor de los bienestares económicos hay que trabajar. Y duro. Hay que tomar decisiones extraordinarias, aseguran. Y algunos hasta se toman el atrevimiento de aconsejar supuestos hábitos de éxito, a manera de recetario mágico para, entonces sí, logres tu tan anhelada trascendencia y ganes tu primer millón. «’Ora sí, mi amor. De aquí, no’más pa’rriba. Ya nos vi». El sueño comienza.

Pero, ¿no se te hace raro que muchos de estos consejos y «buenas prácticas» se sustenten siempre en lo mismo? En que trabajes y trabajes y trabajes hasta que tu fantasía se haga realidad. Incluso, en rutinas tan idealizadas y románticas, que simplemente nos quedan lejanas a muchísimas personas de todo el mundo. Donde frases como «Querer es poder» y «Pon en acción tus ideas» son las guías absolutas de tu día a día. Para bien o para mal. Empujándonos o sumiéndonos en una crisis existencial.

Y entonces tomamos a estas criaturas millonarias y al frente de grandes empresas trasnacionales como nuestros gurús de éxito. Sin tomar en cuenta que sus experiencias o situaciones de vida no son precisamente paralelas a las de todo el mundo. Habrá algunos con quienes sí. Existen, definitivamente, bastantes más con quienes no. No es como que tú ahora mismo tengas un grado en física y economía por la Universidad de Pennsylvania y el capital (en todo sentido posible) que te puede dejar una familia que explota minas de esmeralda en Sudáfrica —cof, cof, Elon Musk—.

Así, todas estas historias míticas del soñador que nunca se detuvo hasta conseguir sus metas, trabajó en un garaje hasta crear una firma en Silicon Valley y tiene anécdotas legendarias bien desde abajo… son fábulas y nada más. Narraciones que buscan convencernos de que puedes ser la excepción a las estadísticas generales de pobreza —si es que así te lo propones— y que son la vía más rápida para justificar esa riqueza (incluso fama) que cientos de miles de millones no tenemos. Y este cúmulo de cuentos se llama —inserta sonido de chispas mágicas aquí—: meritocracia.

Qué es la meritocracia

En términos veloces: una trampa. Dándote más información, debes saber que es un sistema por medio del cual los grupos dominantes tienden a justificar la LEGITIMIDAD de sus PRIVILEGIOS, al considerar estos el resultado de su propio mérito. O por lo menos eso dijo Max Weber, allá por 1892. Aunque, claro, hay más autores. No obstante, la idea base es la misma; diseminar la idea de que las personas podemos ascender en la escala social a través de talento y esfuerzo. Una estructura bastante individualista y problemática, puesto que remarca exclusiones, nos mantiene en un estado de competencia perpetua y no soluciona en lo absoluto que la gente rica siga teniendo una gran ventaja sobre el resto. Lo cual destruye este supuesto «emparejamiento» de las cosas.

La realidad detrás del mérito

Falsos hábitos de éxito

Entonces, si estos personajes no «se hicieron a sí mismos», ¿qué es lo que pasa con sus cuentas de banco? No podemos negar que alguno que otro ser humano lo logre, pero no son la mayoría en términos de estadística. Por mucho que adopten «hábitos de éxito«. En realidad, esos otros, los Elon Musk y los Bill Gates del planeta suelen ser resultado de muchísimos otros factores que no son precisamente «echarle ganas». Siendo factor decisivo la mayoría de las veces una familia que proveyó estudios, hogar, transporte y muchísimas facilidades más que pueden incluir viajes al extranjero y hasta un préstamo para abrir su primera start-up.

Sabiendo esto, entonces comienza la narración de méritos. Mitos que re-culpabilizan a quienes no somos ricos ni estamos en camino de fundar nuestra propia empresa. Sin tomar en cuenta, claro, que la mayoría de las personas que nacen en situación de pobreza van a morir pobres; no importa cuánto se esfuercen o estudien —si es que tienen la oportunidad—. Grábatelo. Hay gente que tuvo la suerte de nacer en una familia con dinero y gente que no. Sobre todo, recuerda: los ricos no son especiales ni tienen una mentalidad diferente que los guía hacia la victoria. Y estamos a punto de revisarlo.

Falsos hábitos de éxito que debes dejar de creer

Falsos hábitos de millonarios
Foto: Israel Andrade

En la búsqueda por la riqueza y el bienestar, las personas con más ceros en el banco y con gran fama suelen dar consejos como si dicho camino fuera un recetario simple de replicar. Incluso, digno de compartirse y ajustable a todos nosotros. Aquí, varias de sus ideas más compartidas —por ellos mismos, medios de comunicación, autores de libros de autoayuda y grupos de life coaching—.

Despertar (y ponerse en acción) a las 5 de la mañana

No ni una sola relación entre esto y ser más exitoso. De hecho, muchas personas en México y Latinoamérica nos despertamos a esa hora, pero no para poner a andar la creatividad, sino para meternos dos horas en el transporte público o el tráfico y llegar a nuestros trabajos. Muchísimas de las personas más trabajadoras que conoces seguro ya tienen ese hábito. Ésta no es una práctica definitoria ni una característica exclusiva de los millonarios. Lo sentimos, Benjamin Franklin y Michelle Obama… madrugar no los hace precisamente los más especiales.

Rodearse de personas exitosas

Porque, claro, tus relaciones más valiosas sólo deben ser aquellas que puedan generarte una red de gente que apoye y soporte tus ideas. Un grupo social que se conforme de entrepreneurs y dueños de PyMES, idealmente. ¿Qué sigue? ¿Una entrevista para ser tu próximo mejor amigo?

¡Aprovechar tu tiempo libre!

Sujetos como Jeff Bezos dicen dormir al menos 8 horas al día y tener un hobby para poder esparcir su mente después de intensas jornadas de trabajo. Desafortunadamente, eso no es posible para muchas personas que necesitan sostener dos trabajos al mismo tiempo para cuidar de su familia, que tienen que procurar a sus hijos o mascotas antes de dormir e ir de nuevo a la oficina, o que tienen a sus padres enfermos en casa.

Tampoco es algo viable para personas que trabajan ocho horas diarias (con tiempo extra y guardias) de lunes a sábado, y que además necesitan balancear su vida personal en muchos otros rubros.

Darse un break para ejercitarse y volver al trabajo

Grandes CEOs de todo el planeta dicen que cuando están muy «embotados» con sus obligaciones salen a dar una breve carrera. Suena increíble. Pero cuántos de nosotros realmente tenemos esa alternativa en nuestro horario de trabajo.

Tiempo de pensar

Otro consejo muy repetido es que necesitamos darnos un espacio durante el día —preferentemente antes de arrancar nuestras actividades diarias— para enlistar nuestros propósitos y meditar en torno a ellos.

Jamás parar de estudiar, leer y aprender

Partiendo del supuesto, obviamente, de que hayas tenido ya la importantísima oportunidad de continuar tus estudios más allá del nivel básico y tengas hoy el capital (una mezcla entre tiempo y dinero) para convertirte en un empedernido erudito.

Comer saludablemente y con calma

Ya sabes, de esos desayunos que invaden las redes sociales —mismas que no deberías estar revisando, según estos mismos personajes—… pero que no son gratis ni se hacen solos. Dicen que muchas personas ricas toman descansos de una hora o más para almorzar; lo cual es muy relajante, permite refrescarte y regresar al trabajo con la mente más productiva que nunca. Suena sencillo…

Y la lista podría seguir y seguir, sin tomar en cuenta muchos otros factores de educación, salubridad, crisis familiares, hipotecas hasta el cielo, empleos voraces e incluso urbanismo. Sugerencias que, prácticamente, lo que te están diciendo es «Eres pobre porque quieres» y «Pon todos tus ahorros y esfuerzos en esta lista de actividades que debes acomodar en tus días de 40 horas». Como si la desigualdad no existiera. Como si el mérito borrara el privilegio y todos fuéramos medidos con la mera vara.

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