Si te pedimos que imagines a Hannah Arendt en Nueva York lo más probable es que la férrea y polémica figura de la filósofa atraviese tu mente, tal vez no paseando por Central Park ni yendo a comprar un bagel, sino más bien dictando una conferencia o fumando en medio de alguna multitud intelectual. Quizá mirando a un colega con agudeza. Probablemente, sentada en un escritorio revisando sus textos. Pero nunca saliendo a bailar. Ni siquiera comprando chocolates para consentirse una tarde de otoño.
Y es muy normal. Solemos borrar todos estos elementos humanos de nuestros ídolos humanistas. Se nos olvida —o preferimos desconocer— que además de ser grandes pensadores, ponentes y escritores fueron personas. Cuerpos que tuvieron un contexto y se construyeron como sujetos con las mismas posibilidades o flaquezas que cualquiera de nosotros. Pero no caigamos en la poetización absurda de los héroes. Ni la intelectualidad se escurre con ir al supermercado, ni el peso de su obra es menor por haber tomado alguna vez un camión —porque ciertamente no flotaban—.
Entonces, cuando empezamos a ver estos personajes como agentes activos de una ciudad o comunidad, de hecho su historia se hace muchísimo más rica. Con su entorno y hábitos podemos entender mejor el porqué de sus decisiones al discurrir o cómo es que llegaron a ciertas analogías en tal o cual texto. Vemos, así, su trabajo y pensamiento con otros ojos. Saber por qué calles caminaron, quiénes eran sus vecinos, cuál era la licorería donde gastaban su sueldo o cuál era el cielo que miraban por las noches puede esclarecer demasiadas cosas.
Con esto en mente es que la investigadora Samantha Rose Hill —además de su obra en torno a Arendt— se ha interesado en descubrir cuál era el Nueva York de la filósofa a mitad del siglo XX. Lo cual le llevó, por fortuna, a diseñar un recorrido en Manhattan con este propósito en mente con apoyo del Goethe-Institut en aquella ciudad.
El mapa de Hannah Arendt en Nueva York
El Upper West Side —una de las zonas más famosas de la isla hoy— fue el hogar de Hannah Arendt entre 1941 y 1975. Este vecindario —que por cierto está en una colina— fue hogar de otros artistas, escritores y amigos de la pensadora, el cual se convirtió en un refugio de su interminable programa de conferencias y enseñanzas, que la llevó por todo el mundo.
Fue en esta sección de Nueva York donde escribió, se entretuvo, enseñó, descansó, y «encontró las cuatro paredes necesarias para la soledad, la amistad y el pensamiento». Este mapa rastrea cómo Hannah Arendt hizo un hogar en Estados Unidos.
Quién fue Hannah Arendt (en pocas palabras)
Arendt es una de las filósofas más importantes del siglo XX y el presente. Su obra, aunque siempre relevante, se ha convertido en bibliografía básica desde la llegada de Trump al poder. Con los sucesos políticos en Rusia, Brasil y Hungría hasta la fecha también. Bajo la apremiante necesidad de aprender a pensar y no qué-pensar, su trabajo se ha hecho aún más gigantesco y codiciado. ¿Sus textos? Más revisados que nunca entre las comunidades que verdaderamente buscan ser críticas.
Pero, ¿cómo es que esta autora alcanzó tal posición? Arendt no empezó como escritora. Se convirtió en ello prácticamente por accidente, cuando se vio obligada a abandonar su carrera académica en 1933 y huir de la Alemania Nazi después de ser arrestada en la Biblioteca Estatal de Prusia y detenida por la Gestapo durante ocho días.
A los 27 viajó de Praga a Ginebra y París, donde aprendió francés, hebreo y yiddish, mientras trabajaba para ayudar a los jóvenes judíos a prepararse para la emigración a Palestina. Allí fue donde logró finalmente escapar de la Europa oscura con ayuda de un gran amigo —Varian Fry— y en compañía de su esposo a América.
Estas experiencias de vida fueron, en suma, el motor para que Hannah dedicara su investigación (y vida) a comprender el surgimiento del totalitarismo, la política de la revolución, el triunfo de lo social, la pérdida de la libertad y, claro, el problema del mal.
Los lugares de Hannah
Ya con los pies sobre Nueva York, habiendo llegado (como muchos de los migrantes de la época) a través de Ellis Island, la filósofa —aún sin Estado— comenzó su vida en el lado oeste de Manhattan. Y allí es donde se concentra mayormente este mapa. Aquí su arranque.
317 W. 95th Street
Lo que hoy puede verse como un condominio típicamente costoso en esta ciudad fue para Arendt, en mayo de 1941, un hogar que significaba salvación. Una vivienda para nuevos inmigrantes que Arendt y su segundo esposo, Blucher, gracias un estipendio de $ 70 dólares de la Organización Sionista de América.
Columbia University
Aquí es donde la vida de Hannah Arendt en Nueva York adquirió todavía más brío. De su primer departamento al campus universitario, diecinueve calles que la pensadora andaba a diario y que le dirigieron no sólo a este prestigioso centro educativo, sino a una vida de publicaciones y proyectos de la vida cultural estadounidense.
130 Morningside Drive
Ya bien consolidada, Arendt y Blucher pudieron alquilar su primer departamento real en 1949 a sólo unos pasos de este barrio. Un lugar donde se dieron cita escritores y pensadores del siglo XX como los críticos Alfred Kazin, Elizabeth Hardwick y Dwight Macdonald; los poetas Randall Jarrell, Robert Lowell y W.H. Auden y los escritores Lionel y Diana Trilling (que eran pareja).
Fue en este departamento donde Los Orígenes del Totalitarismo llegó a publicarse.
370 Riverside Drive
Finalmente, ese departamento con vista al río Hudson que Arendt pudo pagar después de recibir una restitución por los ingresos que perdió cuando los nazis destruyeron su vida en Europa. Un piso donde la filósofa escribió sus últimos ensayos y se sentaba frente a la máquina de escribir. Una habitación desde la cual podía ver el último punto del recorrido: el Riverside Park. Otro espacio donde ella cimbró con sus pasos.
A este recorrido se le suman también siete espacios que fungieron como epicentros de su vida. Estos son:
- La antigua Goethe House.
- La Biblioteca Pública de Nueva York.
- El Hotel Diplomat.
- El Leo Baeck Institute.
- La New School for Social Research.
- El Brooklyn College.
- Y la capilla Riverside Memorial.
New Yorkers: Follow in the footsteps of Hannah Arendt on a self-guided walk put together by @Samantharhill.
Download the @gesso_app or stream the audio tour at https://t.co/zRDeE7kL1a.➡️ More on Arendt at https://t.co/cDhTzpKhCR pic.twitter.com/gszxfMMSiq
— Goethe-Institut New York (@GI_NewYork) March 3, 2023
Puedes descargar tanto el mapa como la audioguía dando clic aquí y utilizando la aplicación Gesso.
Arendt murió en 1975 de un infarto a los 69 años. Sus pasos, tanto en el texto como en el asfalto, aún pueden seguirse.