La cuestión actual de los universos paralelos no es ya «si vivimos en un multiverso», sino «en cuál de ellos». La aceptación cada vez más popular de esta idea es un paso que se suma a la secuencia que comienza cuando Copérnico remueve a la tierra del punto privilegiado del cosmos. Después, no sólo el mundo no es el centro del universo: nuestro Sistema Solar no es el centro de la galaxia y nuestra galaxia no se encuentra en ningún punto peculiar del cosmos.
Ahora, al parecer, los científicos vuelven a hacer de las suyas y proponen que quizá la porción de espacio-tiempo que habitamos no es siquiera el TODO. El universo, nuestro universo, es parte de algo más grande.
Como le ocurrió al átomo, hemos terminado con la era en que universo significa “todo lo que hay”. Conservamos la palabra, pero la significación queda como signo de una teoría en desuso. Curiosamente, esta proposición no estremece los cimientos de nuestra realidad. Tenemos una visión acostumbrada ya al resplandor que producen los universos paralelos. Quizá, al igual que el principio que mantiene aviones de cerca de trescientas toneladas en el aire, no entendemos del todo las fórmulas matemáticas pero nos movemos en un mundo donde hemos adoptado estas realidades como parte del paradigma de existencia.
Qué es el multiverso en la vida pop
Aproximaciones al tema inundan la cultura popular. No sólo aparece en íconos de la ciencia ficción como Star Trek; también es un recurso muy utilizado por DC para desviar la historia, para llevar al lado oscuro e incluso matar a los héroes sin terminar con la franquicia —si no eres fan de los cómics, pero disfrutas de los videojuegos, sabrás de lo que hablamos—. Y ya que avanzamos en esta vía, la saga de Zelda no puede quedar fuera, ni mucho menos Rick & Morty, en la que el primer pacto con el espectador es la existencia del multiverso; o Dark, la serie alemana de Netflix que requería un cuaderno de notas para seguirle la pista a la trama.
Por último, no porque se agotaran los ejemplos, sino porque es el que más extraordinario me parece, debido al público al que está dirigido: Steven Universe. Animación nada infantil de Cartoon Network que se caracteriza por ilustrar temas controvertidos como la homosexualidad y que, gracias a Garnet —uno de los personajes más poderosos—, dibuja también la naturaleza del tiempo y el espacio.
Sobre Brian Greene
Los títulos traídos a cuentas funcionan para mostrar que nuestra realidad está ya construida como parte de un multiverso. Lo que no sabemos, aunque si ponemos atención puede advertirse, es que existe una variedad de teorías sobre ellos que los coloca en latitudes completamente distintas. Es en este punto particular donde el autor Brian Greene —el cual tuvo ya una mención en nuestros textos por El universo elegante— aparece con el libro La realidad oculta, el cual se vertebra gracias a nueve enunciaciones de universo. No nueve universos paralelos, sino nueve formas de ellos.
Lo interesante de la obra es que no pretende buscar una explicación que satisfaga o que sostenga la existencia del multiverso, sino que muestra cómo la existencia de ellos se vuelve necesaria, si se toman en serio algunas de las teorías más populares sobre la realidad. La lectura de este texto es una buena forma de vislumbrar los multiversos y ponernos al día con los avances en la física teórica —a nadie le hace daño empaparse de lo que los físicos entienden actualmente sobre la realidad—.
Sin más preámbulos, sumerjámonos en la multiplicidad de multiversos.
Universos mosaico
En esta primera explicación, la existencia de universos paralelos es casi por probabilidades matemáticas. Se plantea que en un universo infinito, con una cantidad de partículas finitas y una cantidad máxima de partículas que pueden ocupar un espacio, las posibles configuraciones de la materia son finitas y, por ende, repetibles.
En mundos a millones de años luz, inaccesibles para nosotros, quizá haya una persona como tú, leyendo un artículo como éste y pensando que suena demasiado a ciencia ficción o al reciente episodio de Rick & Morty. Porque si las probabilidades de que la configuración de las partículas se repita exactamente igual son altas, la posibilidad de que sea «casi» igual, es todavía más grande. Este tipo de multiverso, de mundos paralelos, tipo Flash y sus planetas tierra numerados, es matemáticamente consecuente con un espacio infinito.
Multiverso Inflacionario
Pocos hay que no conozcan The Big Bang Theory y, aunque no me refiero a la serie, podemos traer el tema de inicio para recordar de qué va…
Our whole universe was in a hot, dense state
Then nearly fourteen billion years ago expansion started, wait
En un inicio, el universo se encontraba en un estado muy denso… y luego una explosión dio lugar a todo. La teoría inflacionaria plantea que el universo se expandió a una velocidad espectacular hasta que la energía potencial disminuyó y dio paso a uno de los cambios que eventualmente llevaron al estado de las cosas actual. Es decir, a cómo conocemos las cosas hoy. Aunque estas cuestiones pertenecen al ámbito teórico, existen algunas observaciones interesantes y consistentes con la teoría inflacionaria.
La primera es la radiación de fondo. Al parecer, el universo no es tan oscuro como pensamos; aunque nuestro Sol se extinguiera y aunque todos los soles de todas las galaxias lo hicieran también, aún el vacío universo parecería más una pintura puntillista que un lienzo negro. La luz está ahí, sólo que en una forma imperceptible por nuestros ojos. ¡Millones de fotones fríos viajan a través del espacio! ¿Por qué? En lugar del principio, empecemos por la anécdota humana.
Una antena que nos hizo ver al pasado
Científicos en los Bell Labs (compañía norteamericana de investigación científica que hoy es propiedad de Nokia) se volvían locos porque su carísima antena fallaba. Por más que se calibraba y limpiaba, ésta arrojaba un pitido constante. Este ruido los volvió locos por un tiempo, hasta que alguien les informó que quizá lo que la antena arrojaba no era un fallo, sino un fósil del Big Bang.
Resulta que, una vez que las condiciones fueron propicias y se disipó la nube que las cargas eléctricas provocaban —es decir, cuando los electrones, neutrones y protones se unieron en elementos y anularon sus cargas—, dejaron el camino libre a los fotones. Estos aprovecharon el momento y comenzaron su larga peregrinación. Luego todo fue progresivamente enfriándose y, en consecuencia, desacelerándose.
¿Y la luz?
No obstante, hay algo increíble y que, en un paradigma de relatividad, no sólo física sino ética, aún no termino de entender: la velocidad de la luz es constante. Eso no sólo plantea cuestiones interesantes como que siempre se acerca o aleja a la misma velocidad independientemente del observador, sino que a pesar de enfriarse, no se ralentiza. Siempre se mantiene cerca de los 300 mil metro por segundo. La diferencia que marca la temperatura no es la velocidad, sino la longitud de onda. ¡Es correcto! La luz, dependiendo de la temperatura, cambia de color. Va de los magentas a los azules, verdes, amarillos y, por fin, sobrepasa los rojos (infrarrojos) y el espectro visible al ojo humano. Si continúa enfriándose, llega al domino de las microondas.
Regresemos entonces a la costosa antena que casi causa un paro cardiaco a los investigadores, listos ya para inventar una excusa y explicar por qué la subvención se había convertido en una armatoste fallido. Lo que en realidad captaron por accidente fueron esos fotones que han viajado desde el inicio del Big Bang y que, con el tiempo, se han enfriado y convertido en microondas. Esto es ya de por sí muy interesante, ¡pero…! una vez que se obtuvieron las imágenes del fondo cósmico de microondas, otra peculiaridad se hizo patente. Donde fuera que se dirigiese la mirada, la imagen resultaba bastante homogénea. Tiene por supuesto regiones más frías que otras, pero se esperaría que lugares que se desarrollaron sin influencia entre sí, separadas por tantos años luz donde es imposible el contacto, mostraran imágenes distintas. Sin embargo, el mapa del fondo de microondas no encaja en nuestras expectativas.
Pon mucha atención aquí:
Esta rareza aporta más argumentos hacia la teoría inflacionaria. La homogeneidad apunta a que estas regiones tuvieron que estar cerca para, por contacto, compartir características y, de un momento a otro, ser empujadas años luz. La teoría inflacionaria justo varía de la original del Big Bang en este aspecto. Nuestro universo sufrió una expansión más rápida que la velocidad de la luz.
Pero… ¿no se supone que la famosa ecuación de Einstein, E=mc2, apunta a que nada puede ser acelerado sobre la velocidad de la luz? Es correcto. Esta ley habla de objetos que viajan en el espacio, pero en este caso fue el espacio mismo el que se expandió y dio origen a lo que llaman universo burbuja.
Un queso gruyere, muchos universos
En este momento, estamos ya en el punto de interés para los universos paralelos. Se plantea que nuestro mundo y el suceso que le dio origen no son únicos. El fenómeno inflacionario ocurrió, y ocurre constantemente cuando ciertos factores se conjugan. El autor pone como ejemplo un queso gruyere, donde los agujeros son aquellas regiones donde la inflación ocurrió. Cada agujero alberga un universo. Se teoriza, entonces, que existen multiplicidad de mundos que gracias a las condiciones iniciales, evolucionaron en distintas cosas. Incluso se piensa que las características de la partículas pueden variar de uno a otro y, por ende, las leyes que operan en nuestra realidad, no aplican en otros sitios.
Algunos físicos suelen deprimirse ante esta posibilidad. La oscuridad aparece cuando piensan que si las leyes de la física son una especie de casualidad, eso significa que no tienen una razón de ser. Casi como si Nietzsche se levantara de la tumba para agüitar una vez más a los creyentes y dijera «la física está muerta». Así la teoría inflacionaria de los universos paralelos se erige. Mientras unos siguen el sueño de Giordano Bruno y vuelan más allá de lo que parecían ser los límites de la realidad, otros lo consideran una opción sombría y la última frontera de la física. Esto porque no sólo no existe evidencia de que podamos acceder a otras realidades, sino que las leyes de la física que pretendían desentrañar la realidad son solamente una de múltiples combinaciones posibles.