No sólo una poeta: aportaciones filosóficas de Sor Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz es una de las más grandes representantes del pensamiento literario e intelectual femenino en México.

Sor Juana Inés de la Cruz es una de las filósofas, poetas y pensadoras más importantes de la historia de México. Las aportaciones literarias y filosóficas en sus obras son tan claras e ingeniosas que hasta la fecha siguen sorprendiendo a quienes por vez primera —o décima ocasión— vuelven a los fragmentos poético-filosóficos de Sor Juana.

(Veloz) Biografía de Sor Juana

La breve historia comienza con Isabel Ramírez de Santillana y Pedro Manuel de Asbaje y Vargas, un concubinato que formó una familia de tres hijas; dentro de las cuales nombrarían a una Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, quien nacería un 12 de noviembre de 1648.

Desde pequeña, Juana se maravilló con la biblioteca de su abuelo y aprendió a leer a los tres años. Con el paso del tiempo y su fortuna formativa alrededor de los libros, ingresó en la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo y la virreina Leonor de Carreto.

En esta corte estaba concentrado lo mejor del mundo intelectual y se llevaban a cabo tertulias con humanistas, filósofos, teólogos, historiadores, físicos y matemáticos. La mayoría, profesores de la Real y Pontificia Universidad de México, misma a la que Sor Juana añoraba entrar, pidiéndole de niña a su madre que la disfrazara de hombre para poder asistir.

Dentro de esta corte escribiría sonetos y poemas. También sería evaluada por un selecto grupo de humanistas para medir la capacidad de sus conocimientos, dejando sorprendidos a los mismos. Asimismo, tendría la oportunidad de seguir accediendo a libros y charlas sobre ellos. Todos estos arreglos y atenciones a su formación fueron otorgados por el aprecio que se había ganado de los virreyes.

Su camino profesional

La biografía de Sor Juana Inés de la Cruz se inserta en un contexto político y cultural muy tenso para la historia de la ideas y mentalidades. Hablamos del siglo XVII; época donde se transiciona de un pensamiento intuitivo (fe) a uno más racional (razón). Éste es el momento también de la ilustración europea que transforma la realidad efectiva del mundo.

Si bien Sor Juana pertenecía a un estrato social de clase alta por la herencia de capital económico y cultural de su familia por ser criolla, aunado a su ingreso a la corte de los virreyes donde daría continuidad a esto; en aquel entonces el mundo estaba enteramente estructurado para el uso y pensamiento de los hombres.

Con esto, Sor Juana luchó y resistió desde lo más potente que tiene el ser humano: el pensamiento.

Queriendo seguir en el campo intelectual —en ese contexto moderno—, para la mujer solamente habían dos opciones: casarse o asistir al convento. Sor Juana optó seguir el camino del convento, donde tendría mayor oportunidad de continuar con sus convicciones intelectuales que ser aún más sobajada ante la institución del matrimonio.

Dentro del convento de San Jerónimo, uno de sus confesores sería el padre jesuita Antonio Núñez de Miranda. De una manera incipiente, estaría detrás de Sor Juana con recelo sobre el crecimiento de su figura intelectual, aconsejándole que enfocara su potencial a cuestiones divinas y no a las mundanas humanidades.

Claustro de San Jerónimo-De Eneas de Troya.

Una de sus rivalidades a lo largo de su carrera intelectual, pues al observar el ascenso de Sor Juana como una personalidad entre la élite política por sus obras, el padre Núñez mandó a quemar libros donde la obra de Juana estaba en la mira. Por fortuna, la virreina en aquel entonces, María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, se llevó los escritos a España para salvaguardarlos.

Pensamiento que incomoda

Sor Juana Inés de la Cruz fue la primera mujer en el ámbito intelectual dentro de la historia del pensamiento filosófico y literario mexicano. La primera en tener una potencia revolucionaria y pronunciamiento político para el género femenino, oprimido por la estructura patriarcal moderna.

Con el revuelo causado por las ideas de Sor Juana, las cuales cuestionaban los asuntos teológicos de la época (materia en la que solamente los hombres podían escribir y estudiar), se les tildaba de hereje. De ahí que la castigaran direccionándola a asuntos gastronómicos únicamente.

Fue con el éxito de su poemario Inundación Castalida que las críticas y censuras alcanzaron su punto máximo, pues la deliberación de los hombres religiosos fue que dicho texto contenía poesía profana.

A lo que Sor Juana respondería:

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?

¿En qué te ofendo, cuando solo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?

El trabajo de Sor Juana estaba comprometido con la defensa de la educación e igualdad para las mujeres, tal como lo muestra en este fragmento del poema Filis:

Ser mujer, ni estar ausente,
no es de amarte impedimento;
pues sabes tú que las almas
distancia ignoran y sexo.

 En 1692, se publica el segundo volumen de poemarios donde se encuentra uno de los epítomes filosóficos de Sor Juana Inés: Primero Sueño. El poemario causó controversia al ser fundamentalmente un tratado de teología; materia que, como se mencionó párrafos antes, sólo podía ser ejercida por hombres.

Sor Juana Inés de la Cruz por Miguel Cabrera.

La herencia filosófica

Por su formación religiosa en el convento de San Jerónimo, aunada a la mentalidad de la situación histórica, Sor Juana Inés de la Cruz se desempeñaba en un inicio dentro del campo de la escolástica —como el aristotelismo y neoplatonismo por Santo Tomás de Aquino y San Agustín—.

Si bien no tuvo la oportunidad de escribir tratados porque lo tenía prohibido, sí logró plasmar un lenguaje metafórico a través de su poesía, lo cual implica un mayor nivel de complejidad para poder desarrollar la escolástica dentro de métricas poéticas.

Dentro de su obras más filosóficas como el Primero Sueño pueden hallarse categorías como la de la intuición hacia las formas no físicas que se gestaban en el intelecto a partir del alma, gestando los conceptos; muy necesarios para que convergiera el mundo sensible e inteligible. Cuestiones referentes a la física aristotélica y finalmente guiada por las cuatro virtudes cognitivas internas que componían al alma el sentido común, la fantasía/imaginación, la cogitativa o estimativa, la memoria sensitiva, y la metafísica; la cual se extiende a un nivel religioso-escolástico de fe y misticismo.

Por otro lado, y de la mano de la escolástica, se puede notar un poco de la corriente hermética en el Primero Sueño, ya que la idea de un viaje del alma al exterior hace alusión a las concepciones del microcosmos y macrocosmos, como también a las introspecciones místicas como una revelación de Dios al individuo.

Finalmente, existen algunos rasgos de la duda metódica cartesiana; aunque no llega a formular un escepticismo enraizado al modo de Descartes, sino que se refugia en última instancia en un no-saber sustentado en la fe y el misticismo.

Esto nos da la certeza para asegurar que Sor Juana tenía conocimiento de los movimientos racionalistas que asediaban la escolástica. Y que muy probablemente sumó a las herramientas críticas que poseía para su revolución de conciencia y cuestionamiento del status quo filosófico y patriarcal.

Sor Juana- De Mauricio García Vega.

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