Fashion Week México 2020 en contexto
Shanghai: La pasada Semana de la Moda en la ciudad china –del 24 al 30 de marzo, 2020– cimbró los suelos. Habiendo decidido transmitir o comunicar todos sus shows vía web, en Tmall –la plataforma e-commerce de Alibaba Group–, el presente de la Moda se replanteó una vez más. Lo obvio fue preguntarnos sobre el pronto resurgimiento y destino de la industria. Si esto podría servir de ejemplo para otras partes del mundo. Para nosotros. El mapa mexicano del diseño. Y, claro, los sueños volvieron a tomar forma y a levantarse de un suelo minado por el pensamiento catastrofista. Sin embargo, por más que seamos positivos, también es nuestra obligación ser críticos y realistas.
Primero, el mercado de Asia es completamente diferente al del resto del globo. Segundo, ellos están enfocados en otro tipo de marketing y su idea de lujo es distinta a la de US o EU. No obstante, quizá su actual formato de fashion week en línea no esté del todo alejado de nosotros, México. Shanghai mostró durante esta edición 2020 una operación compleja que incluyó streamings, entrevistas, re-sees virtuales, chats en vivo y compras inmediatas. Y aunque es posible que el mercado occidental de lujo no se vea por completo estrategizando en Amazon u otros servicios de venta online, tal vez en nuestro país la iniciativa no sea tan descabellada.
Podríamos ponerlo sobre la mesa, hablar con quienes dirigen estos espacios y hacer una radiografía de nuestros diseñadores. Estudiar cuán buenos o malos podrían ser los impactos de esto para su imagen y posicionamiento. Pero eso sí, no pensemos que el cuadro completo de Shanghai puede traducirse a nuestro escenario.
El caso Hermès: Durante el segundo sábado de abril, en la reactivación de la vida pública en China, Hermès registró una venta histórica de 2.7 millones de dólares. ¿Fascinante? Mil veces. ¿Una buena señal? Quizás para Asia, pero para Occidente y Latinoamérica no sabemos. Los perfiles de comprador son bastante distintos y estamos hablando de una marca multinacional, que no puede servir de termómetro ni para diseñadores emergentes ni para las marcas mexicanas.
Además, en un caso como éste, vale la pena preguntarnos: ¿queremos que el lujo vuelva a esas efervescencias de compra-venta? ¿Que la industria se base exclusivamente en el mercado y no en el diseño? ¿Sin hacer ningún cambio en nuestros hábitos o reforma alguna en sentido ecológico o social?
En EE.UU. y Europa es difícil sumarse a este panorama. Los mercados de valores no están en su mejor momento y, en realidad, los días no pintan muy bien como para hacer compras de lujo. Mucha gente está sufriendo consecuencias de salud y economía, gracias a débiles redes de seguridad social en plena contingencia del COVID-19. Algo que en México conocemos muy bien.
Asimismo, LVMH ya ha declarado que sus ingresos cayeron un 15% durante este primer trimestre. Kering especula un resultado similar para ellos. Y de los diseñadores independientes… pues ya podemos imaginarnos su situación de supervivencia. Desde los más pequeños hasta los medianamente visibles.
Con un fashion week, ¿estamos esperando qué clase de reactivación en la economía de la Moda mexicana? Más allá de su visualización, pensemos qué mensaje queremos dar y qué resultados estamos buscando.
La recuperación: Definitivamente, en Estados Unidos será muy distinta a como la hemos visto en Asia durante los pasados días. Igual en Europa. Sobre todo si tomamos en cuenta los números de desempleo que hoy existen en estas regiones y la sintomatología que ello está dejando a su paso. De igual manera en México, donde al 8 de abril de 2020 podemos contar 346 mil 878 pérdidas de trabajo. Tan sólo 55 mil 591 de ellas corresponden a la CDMX (El Economista con datos de la STyFE).
¿Esto afecta a nuestros públicos objetivo y compradores? Habría que prestar mayor atención a ello. Y en todo caso, ser conscientes de lo que se ofrecerá en el mercado en tiempos sumamente susceptibles.
Tiempo de pasarelas
No es un misterio que cuando hablamos de pasarelas nos referimos a un juego ritual de magna importancia en el sistema de la Moda. Un performance que busca la demostración creativa de los diseñadores y la seducción directa a un determinado círculo de compradores. Una puesta en escena que posibilita trabajos y posición en la industria. Sin embargo, a nivel mundial, el papel de los fashion shows se ha puesto en duda, incluso antes del COVID-19.
Algunas sentencias dictan que debemos imaginar un mundo sin pasarelas y que debemos romper con los viejos esquemas de la temporalidad en la Moda. Asimismo, redescubrir y redibujar la relevancia de mostrar una colección; pensar de nueva cuenta cómo es que debemos producir y de qué manera crear un ecosistema saludable en todo sentido para la Moda. En nuestro caso: mexicana.
Tras el suceso de Shanghai y el incipiente reposicionamiento del mercado asiático, la postura occidental, por ejemplo, se mantiene al margen de los eventos y ha decidido suspender sus producciones, espectáculos y algunas campañas. Natacha Ramsay-Levi (Cloé), Olivier Rousteing (Balmain) y Cedric Charbit (Balenciaga), durante una de las sesiones en Zoom para Vogue Global Conversations, han demostrado una opinión crítica e intermedia con respecto a las pasarelas. A éstas las ven, por supuesto, como una oportunidad para generar comunidad y un momentum para compartir gusto y pensamiento. Pero eso no impide que les critiquen como eventos que suman a la depredación ambiental o una metodología que atenta contra la verdadera creatividad. Por ello, apuntan a una transformación digital, pero buscan un punto medio donde esta pausa les lleve a encontrar soluciones fructíferas entre tradición, creación e innovación. Mientras tanto, las Semanas de la Moda quedan pospuestas, descartadas o en análisis.
Una situación que, de acuerdo con Luca Solca en Business of Fashion, es la mejor para muchas marcas. Una especie de hibernación que impedirá un derrame de esfuerzos y que, con suerte, garantizará su supervivencia al finalizar este difícil periodo. «Esperamos que las compañías de Moda y artículos de lujo emerjan de la hibernación más delgadas, pero vivas; como los osos en la primavera», dice Solca.
Ejercicio distinto el que haremos en nuestro país, bajo la decisión de continuar con un Fashion Week México 2020 este mes de abril.
Fashion Week México 2020 se muda a YouTube
La idea es seguir con el show. Hasta ahora, poco se ha revelado del evento además de las fechas en calendario y los nombres a presentar colección. Todo quedará resumido en tres días que, al parecer, serán muy intensos y pondrán a prueba todo lo que conocemos hoy de la plataforma.
Esta edición de Mercedes-Benz Fashion Week México 2020 promete. Allí están María Ponce –quien, en lo personal, significa un estallido de exploraciones estéticas, lejos del extendido minimalismo mexicano–, Olmos & Flores –un regreso necesario–, Sánchez-Kane, Marca Nacional –diseño esencial y responsable–, Cancino y Collectiva Concepción, entre otros.
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Ahora, con esta iniciativa debemos dirigir la reflexión hacia la pertinencia y naturaleza de las pasarelas en sí. ¿Es una pasarela en streaming lo más adecuado? ¿De qué otras formas puede presentarse una colección? ¿Los cuerpos de modelaje van a seguir operando de la misma manera que siempre? ¿Los estilistas también?
Esperemos a ver sus soluciones y evaluar entonces sus desempeños. Esto nos guiará para reconocer las oportunidades o riesgos que tenemos en un sistema post-COVID-19.
Las experiencias que esto nos deje de igual manera dibujarán el futuro de la comunicación y las convocatorias que cada diseñador pueda realizar con y para su público. Delimitarán o abrirán los terrenos del espectador y del cliente; esto en el sentido más democrático posible, claro está.
Exigirá que reinventemos las mediaciones de la Moda, puesto que las aproximaciones serán distintas. Lo mismo con las compras. Éstas serán dirigidas por la relevancia y la calidad de lo mostrado; entonces, ¿seguiremos invirtiendo lo mismo en pasarelas, telas, producciones, transporte y demás? ¿O esta pasarela-ensayo será el primer eslabón de una cadena reformativa en nuestro plan a corto plazo?
Muy seguramente no dejaremos de producir relatos de la Moda en físico; tampoco seamos extremistas. ¡Vamos! la Moda se crea en la materialidad tradicional y el día en que eso no suceda, muy seguramente ya no estaremos hablando de Moda como tal. Por lo tanto, lo que esto inaugura es un camino de híbridos. De trayectos con camino de doble vía. Una narratividad 2.0 de nuestro sistema.
Así, poco a poco, volveremos a ser (con suerte) una industria de mucha mayor diafanidad, que vuelva a centrarse en el Diseño y no sólo en los resultados del mercado y los activos. Que vuelva a entender que la conceptualización del lujo no está en lo costoso ni en la explotación (de recursos o de productores), sino en la sustentabilidad, lo artesanal, lo justo, lo perdurable y lo bien-pensado.
Una pasarela «digital» o una fashion week en línea es el primer paso para reconsiderar muchísimos aspectos del habitus en el sector. Especialmente cuando tenemos tres importantes puntos que parecieran antagonizar: 1) que los diseñadores no necesitan violentar su talento frente a demandas de temporalidad por parte de los vicios del mercado, 2) que el planeta no requiere esta sobreproducción y 3) que las semanas de la Moda son verdaderos potencializadores del empleo (aquí y en todos lados). Lo cual hace más complejo y enredoso tratar de encontrar una solución única.
Varias veces se ha dicho. No volveremos a una supuesta normalidad. Hay una vida allá afuera que ya no es. Nosotros mismos ya no somos quienes éramos. Pero tampoco seamos reduccionistas; no iremos hacia una «nueva normalidad». No. Advertiremos que, de hecho, existen y existirán múltiples normalidades. Y que por tanto, pensar que sólo tenemos dos esquemas de dónde elegir: pasarela convencional o pasarela digital, es totalmente absurdo.
La mudanza que ha hecho el Fashion Week México 2020 a YouTube es una de las tantas alternativas que se tienen para seguir construyendo al sistema. Uno de los primeros tránsitos en la Moda nacional para acelerar aquella renovación que sabíamos llegaría tarde o temprano.