Genealogía de un reloj: Tissot PRX y por qué es un nuevo clásico

El Tissot PRX es un reloj hecho para todo mundo, que reclama hoy su lugar como una silueta clásica y moderna a la vez.

Sin lugar a dudas, la década de los 70 fue un período bastante atareado para el mundo de la creatividad. Los diseñadores fueron gente muy, pero muy ocupada en aquel entonces. Nos podemos dar cuenta, sobre todo, si tenemos enfrente objetos tan prodigiosos y geniales como el Tissot PRX; una pieza que vaticinó el futuro, tomó la modernidad con fuerza para hacerle suya y escribió un capítulo más en el gran libro de la atemporalidad. Éste es un reloj que, como todo gran diseño —en esta galaxia cuando menos—, no tiene fecha de caducidad ni se ata a ninguna tendencia en específico.

Aquellos años fueron un subibaja de emociones y apasionantes propuestas en el mundo de la relojería. Los salones de horología eran una locura. Las presentaciones especiales comenzaron a tomar muchísima fuerza. La crisis del cuarzo, específicamente, agitaba las esferas de la industria relojera. Y eso explica cómo, en lo que se ha llamado la Tercera Revolución Industrial, el destino comenzaba a dibujarse entre las líneas de la digitalidad. De hecho, éste fue el parangón que vio nacer la popularidad masiva de las pantallas LED y el cristal líquido que hoy todo lo gobiernan. Para ponerlo en perspectiva: ésa fue una época en la que atestiguar la evolución de los relojes puede compararse —por completo diametral y sin temor a exagerar— con la llegada de los smartwatches hoy.

Back to the 70’s

Reloj Tissot PRX

Otro factor bastante importante es que no todo el mundo podía gastar dinero en relojería. Mucho menos en aquella que era elegante y de una casa realmente prestigiosa. Pero la excepción, claro, fue Tissot. Una marca conocida por sus increíbles maquinarías suizas y que, en un movimiento maestro para mantenerse a la vanguardia, conjugó su tradicional saber-hacer con una visión moderna y audaz. Sin que esto significara, por supuesto, perder su fuerza identitaria.

Para ese entonces, la firma contaba con el Tissot Seastar. Un modelo deportivo con un perfil delgado, impulsado por un movimiento de cuarzo. Silueta que ya se inspiraba en las pretensiones ultratecnológicas y de estética espacial, jugando con las posibilidades de la línea recta y las curvas. De hecho, si entrecerramos los ojos, podemos ver cómo su caja en forma de tonel y biseles redondos lisos se asemejan a una moderna televisión. Casi, casi uno de esos atisbos visuales que nos dieron Los Supersónicos.

El Seastar mostraba un excitante brazalete de acero integrado, una silueta que supo traducirse del sketch a la realidad y un look que cumplía con un lujo bastante asequible. La manufactura hizo muchas variaciones de este modelo, hasta que en 1978 decidió girar el volante de su máquina del tiempo y convertirla en una auténtica nave del futuro.

Tissot PRX: la llegada

Tissot de colores

La década se perfilaba a terminar y Tissot no se iba a quedar con los brazos cruzados. Era su oportunidad de tomar las siluetas que ya había puesto en práctica durante los últimos años y perfeccionar su (propia) visión de futuro. Así que hizo unos cuantos ajustes a esa otra silueta que ya te mencionamos —cuya línea sigue más que vigente—, le dotó de detalles increíblemente longevos y, finalmente, le rebautizó: PRX había nacido.

Qué significa el nombre PRX de Tissot

Reloj retro

Algo interesante en todo esto es que la manufactura patentó esta nueva nomenclatura. «PR» son dos iniciales que hacen referencia a las palabras preciserobust, seguidas por una «X» que en números romanos nos indica los diez bars —100 metros— que este modelo resiste bajo el agua.

Por años, empezando incluso por su fecha original de lanzamiento, se trataba de un reloj hermoso, claro, pero no necesariamente una pieza de colección. Sin embargo, el tiempo hizo justicia para este diseño y le convirtió en una pieza histórica, cuyo valor se fue construyendo en tanto archivo, vestigio y propuesta.

Así, con la llegada de Sylvain Dolla a Tissot como nuevo CEO en 2020 y bajo la necesidad de reanimar a la firma en esta nueva década, fue que esta revalorización tocó su punto cumbre. Para el anuncio de este revival, el director dijo: «Durante mi primera semana en Tissot todavía no tenía el fervor que necesitas para el trabajo. Así que fui a nuestro archivo, donde tenemos 7 mil hermosos relojes históricos, todos reacondicionados en cajones. Recuerdo haber explorado y había un regalo en cada cajón. Luego llegué a la década de 1970, donde había un PRX original de 35 mm. Expresé lo increíble que era y mi jefe de producto me dijo que ya habían estudiado la construcción para un posible relanzamiento. ¡Dije que teníamos que ir a toda velocidad!».

Y de esta manera fue como nació en 2021 la nueva colección PRX 40 205. Un rediseño que rinde tributo a la silueta original en una ligera ampliación de 40 mm, tanto en su tradicional movimiento de cuarzo como en un desarrollo automático. En su composición, acentos de sofisticación suprema y un estilo siempre fresco.

No obstante, la firma se enfrentó a uno de esos felices problemas que muchas veces soñamos en el mundo del diseño. El éxito fue tal, que no tenían las suficientes piezas para satisfacer la demanda. Listas de espera y filas de compradores enloquecían. Según Dolla, la producción se tuvo que multiplicar 20 veces. Fue entonces que el siguiente paso se hizo inminente.

Hoy: el futuro continuo

Reloj de inspiración vintage

La solución más clara: seguir trazando su ruta hacia el mañana y proponer un nuevo episodio de modernidad. El 2022 está marcado por la llegada del Tissot PRX  Powermatic 80, la reinvención de un clásico que va mucho más allá de lo que nos hubiéramos imaginado. Cuenta con una pulsera integrada y pulcra de inspiración vintage, un acabado nítido y detallado, una superficie de esfera intrincada que sabe muy retro y un innovador movimiento automático de alto rendimiento. Un new classic que funde el estilo de los años 70 con el refinamiento de la época actual.

Características

Limpio. Anguloso. Seductor. Este reloj muestra una caja de acero inoxidable de 40 mm, fiel al original de 1978, con un bisel alto y angosto pulido, biseles de la caja relucientes y amplias superficies planas que presumen un atractivo y uniforme cepillado vertical. Todo un juego para la vista que resulta enigmático para los amantes del diseño.

Acentos extra: un caseback con ventana de zafiro, el cual nos permite admirar el corazón mecánico y palpitante del reloj. También, el emblema de la «T» pulida en un delicado gesto sobre la corona.

Hoy sus colores juegan con los géneros y la versatilidad, al mismo tiempo que aportan una mirada vibrante al presente (y futuro). Las esferas se presentan en un acabado soleado y perfectamente pulido para la versión con movimiento de cuarzo —y el maravilloso cronógrafo que hoy se une a la familia—. A su vez, tenemos una esfera con tapisserie cuadrado (muy vintage) para el movimiento Powermatic Swiss Made; el cual late a una frecuencia de 3Hz y ofrece una reserva de marcha de 80 horas. De ahí su nombre, vaya.

Finalmente, el reloj destaca por su increíble sentimiento retro. El Tissot PRX lo impregna todo con su espíritu de libertad, el cual no sigue las reglas del tiempo. Todo parece posible con él. Más de 40 años después, la esencia de este modelo sigue siendo la misma. Es un diseño que proyecta despertares, confianza, deseo de seguir explorando el mundo que tenemos ante nosotros. Y hay espacio para quien así lo quiera —o necesite—. Ésta es una silueta que hoy reclama su lugar emblemático y tradicional, sin dejar de lado su modernidad. Un nuevo clásico para todo mundo. 

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