Con Tears of the Kingdom, el título 3D más reciente de la franquicia de The Legend of Zelda, Nintendo introdujo a los jugadores a un mundo que conocieron bien en su predecesor Breath of the Wild, pero logró que la experiencia se sintiera completamente nueva, siguiendo con su tradición de superar cualquier expectativa. Además de un modo de juego revolucionario que permite construir diversas herramientas y transportes, le dieron dos dimensiones más al mapa conocido, lo que resultó en un espacio masivo para explorar, jugar, y desarrollar la creatividad individual, ya que no hay una sola forma para jugarlo, sino infinitas, y dependen solo de la visión del jugador.
El proyecto fue altamente ambicioso y tardó varios años en concretarse (en este punto los fans ya están acostumbrados a las interminables esperas que siempre terminan valiendo la pena). Debido a esto, resultó una sorpresa que a poco más de un año de su lanzamiento, la empresa nipona anunciara un nuevo título para la franquicia y que además tuviera una fecha fija en la que llegaría a las consolas. La segunda sorpresa fue que el título no sería uno en 3D, sino que representaría un regreso al pasado 2D de la franquicia. La tercera fue que, por primera vez, el personaje principal no sería el espadachín verde Link, sino la persona que le da nombre a los juegos: la Princesa Zelda de Hyrule.
The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom para el Nintendo Switch pone al frente a la monarca para una aventura especial que vuelve a los mapas de dos dimensiones —con el giro que introdujo Nintendo en el remake del clásico juego de Game Boy Link’s Awakening— mientras que a la vez lo lleva al futuro adaptando algunos de los mecanismos que se vieron en Breath of the Wild y en Tears of the Kingdom.
De hecho, el inicio del juego (en donde aún podemos manejar un poco a Link antes de que desaparezca por motivos de la historia) busca emular un poco la emoción de Breath of the Wild al mostrarnos lo vasto del juego. Mientras que en Link’s Awakening vimos una actualización de los mapas de antaño de los títulos de Zelda, en este vemos un mundo más extenso y mejor poblado, lo que promete una experiencia estimulante en cada momento (y al final lo cumple).
El diseño es perfecto de arriba a abajo. Toma por completo inspiración del remake de Link’s Awakening (lo que explica por qué la producción del juego no tardó demasiado), pero no es una repetición. A lo largo del juego se presentan diversos personajes, incluyendo a algunos que no se habían visto en este formato, y el resultado es la mezcla perfecta entre tierno e inolvidable. No extraña este logro, ya que dos de los nombres más legendarios en la empresa se hicieron cargo de esta parte: Yoichi Kotabe, veterano de Mario y Pokémon y Shigefumi Hino, creador del dinosaurio Yoshi.
Otro veterano, Kazumi Totaka, quien escribió la música para el Link’s Awakening original, también vuelve a la franquicia entregando uno de los scores más hermosos que se han visto en el juego (lo cual es decir mucho considerando que cada entrega ha dejado temas inolvidables). Hyrule se ve y suena como magia, la fantasía definitiva de las fábulas de antaño que ahora se han convertido en videojuegos, pero el elemento más llamativo es el mundo del “vacío”, un espacio que existe fuera de Hyrule y donde la maldad asecha a nuestros personajes. En ese lugar, la música se vuelve tenebrosa, atormentadora y desesperante, lo que nos recuerda el talento que tienen los equipos de la franquicia cuando se trata de crear una atmósfera oscuramente ominosa (convirtiéndose en material para pesadillas).
Por supuesto, sin una historia sólida, nada se sostiene, pero ese es el factor que menos preocupa para esta franquicia que siempre ha mantenido los elementos básicos (comprobadamente efectivos) en cada entrega. En Echoes of Wisdom, el clásico héroe Link queda atrapado en el “vacío” después de salvar a Zelda de las garras de Ganon, el conocido villano. La princesa logra escapar, pero varias brechas hacia el “vacío” se abren a lo largo de Hyrule lo que amenaza a los habitantes, por lo que la joven decide tomar acción y salvar su reino. Para su mala suerte, su padre, el Rey, y otras personas cercanas han sido reemplazadas por copias idénticas manipuladas por el villano, las cuales buscan arrestarla y contenerla.
Nuestra protagonista se hace amiga de una hada llamada Tri, cuya especie puede ayudar a cerrar las brechas hacia el vacío. Tri también le da un cetro con el que puede manipular objetos, copiarlos y replicarlos para poder facilitar su aventura. Es aquí cuando el juego se separa del resto de los títulos de la franquicia. Mientras que en el pasado jugar con Link no ha variado demasiado, aquí esos poderes clásicos solo se pueden usar de manera limitada, mientras que la Princesa “pelea” a su propio estilo.
El cetro de Tri no solo permite clonar objetos, sino también monstruos, lo que le da un sentido distinto al juego, ya que Zelda no tiene que enfrentarse directo a los enemigos, sino que puede usar algunos que tenga memorizados y hacerlos pelear. Este formato hace más interesantes los enfrentamientos, y motiva a los jugadores a pensar en qué monstruos pueden ser más efectivos para ciertos contrincantes. Si el jugador quiere la experiencia de Link, tiene que activar un modo de juego especial limitado en el que puede usar la espada del héroe, su arco, o bombas (conforme avanza el juego).
Como es de esperarse, vemos a las sociedades conocidas de otros juegos. Los Goron, los Zora (en sus dos versiones, explicando por qué han variado de aspecto en diferentes juegos), las Gerudo y hasta los Deku, todos con sus propios problemas. Por supuesto, Zelda se debe adaptar a sus espacios y resolver los conflictos (los cuales siempre concluyen de forma entrañable).
La dificultad del juego es un punto a resaltar. Desde el principio, Echoes of Wisdom parece exigir demasiado de los jugadores, pero no en un sentido negativo, sino que no los trata con condescendencia y muestra que —a pesar de la ternura de los personajes— tomará algo de trabajo averiguar cómo avanzar, ya sea usando los objetos de manera inteligente para llegar a ciertos lados o resolviendo acertijos complicados. Como reto extra, el juego también ofrece la dificultad Héroe, en el que se toma el doble del daño y no aparecen corazones.
Además de lo anterior, el juego toma otros elementos de Breath of the Wild como la preparación de alimentos para obtener ciertos efectos. Estos se consiguen de vendedores de jugos que los preparan con objetos que se hayan recolectado. De igual forma, Zelda puede obtener accesorios especiales que pueden hacer que aparezcan más corazones o ingredientes para los jugos, lo que le añade más al formato antiguo de juego.
Lo que más brilla de Echoes of Wisdom es que, a pesar de ser tan distinto a los títulos masivos recientes en 3D de la franquicia, es igual de entretenido y representa un reto similar —aunque sin duda más breve—. Al igual que otros, tiene misiones especiales, elementos ocultos y personajes inolvidables que lo convierten en un título que se puede volver a jugar o explorar durante horas que se sienta aburrido o repetitivo, en especial con el estilo de juego que exige creatividad y pensar en varias formas de salvar el reino de Hyrule.