As the snow flies…
Era el desenlace de los años 60 y el mundo cambiaba drásticamente. O eso quería. Tal vez sólo lo aparentaba. Superada la primera mitad del siglo XX y con la guerra de Vietnam como telón de fondo, así como un tenso clima de violencia racial en Estados Unidos, el mundo se decía estar listo para una nueva era. Un episodio de reluciente paz y novel victoria como especie humana. Sin embargo, sabemos que no fue así. Que himnos como In the Ghetto de Elvis Presley no pierden relevancia y actualidad, justamente porque seguimos bastante hundidos en el mismo vórtex de discriminación y agresiones que hace más de cinco décadas.
Ése fue el año en que artistas y músicos en muy diversas plataformas hicieron un llamado de atención a gobiernos, empresas y conciencias sobre los estragos de la guerra. De las cargas negativas que dejaban a su paso la segregación, el clasismo y «la diferencia de razas» alrededor del mundo entero. Y por extraño que pueda sonar, considerando que 1969 ha quedado marcado en nuestra memoria por Woodstock y el estilo de vida hippie, una de las creaciones musicales más asombrosas de denuncia y reclamo estuvo a manos del señor Presley. Uno de los cantantes más revolucionarios de la historia, pero que no necesariamente identificamos como un libertador social de aquella época. Aunque esto, claro, no demerita el peso de la canción. Al contrario, le convierte en una pieza que merece todo nuestro análisis.
From Elvis in Memphis
Después de un largo período protagonizado por un Elvis que sólo grababa soundtracks para las películas que firmaba —una estrategia de mercado determinada por su manager, el coronel Parker—, el poder de Presley resurgió de entre las cenizas con un alma de soul. Para ello también fue crucial un especial navideño firmado con la NBC, el cual nunca llegó a concretarse como fue pactado en un principio, pero que sirvió de lección para el espíritu del cantante. Gracias al productor Steve Binder por ello, dicho sea de paso. Sin su consejo y sagacidad, es muy probable que El Rey se hubiera convertido en una mascota total del entretenimiento. Más todavía de lo que sí alcanzó a ser.
Se dice que durante su regreso a los escenarios y las listas de popularidad, debido ese show decembrino de villancicos que se terminó por convertir en el mítico Comeback Special de 1968, Elvis le confesó a Binder:
«Nunca cantaré otra canción en la que no crea. Nunca haré otra película en la que no crea».
Una decisión que reenfocó su carrera. Un estándar que le devolvió al sendero de la música con propósito. Y así fue como nació From Elvis in Memphis; un álbum profundo y de peso como hacía años que no se le escuchaba.
American Sound Studio, el lugar indicado
Para su siguiente gran álbum, Elvis le dijo a su productor habitual, Felton Jarvis, que no quería grabar su próximo disco en los estudios de RCA. Dos de los amigos de Presley, DJ George Klein y Marty Lacker, sugirieron que se dirigiera a American Sound Studio. Un espacio prometedor en el que estaba involucrado Lacker y era dirigido por el productor Chips Moman.
Así, aunque RCA Records tenía la política de grabar sólo en sus propios estudios, el sello finalmente envió a su personal a American Sound. Elvis grabó con la banda de este legendario estudio, informalmente conocida como The Memphis Boys.
La idea de Moman fue alejarse de la figura popular de Presley, incorporando un sonido propio de Memphis. Éste se integraba de soul, country, gospel y blues, tanto rural como eléctrico.
In the Ghetto
Scott «Mac» Davis fue un compositor de los años 60 que probó suerte como intérprete, pero destacó muchísimo más por su trabajo como letrista y responsable de revivir la carrera de Presley con una canción extraordinaria.
Davis escribió media docena de canciones que Elvis grabó entre 1968 y el 69. Entre ellas A Little Less Conversation, que años más tarde se convertiría en un track fundamental para rendir homenaje a Elvis. Sin embargo, cuando se le pidió que enviara material para las sesiones en el American Studio de Memphis, Davis ofreció dos canciones sin par: In The Ghetto y Don’t Cry Daddy.
En 2006, cuando a Davis se le incorporó en el Salón de la Fama, éste explicó sobre la canción:
«Fue el simple hecho de crecer con un niño pequeño, cuyo padre trabajó con mi padre. Vivía en una parte de la ciudad que era un ghetto de calles sucias. Crecí en Lubbock, Texas, y era un ghetto en todos los sentidos de la palabra, aunque en ese entonces no usábamos esa palabra. Estaba tratando de pensar en una canción llamada The Vicious Circle. Cómo nace un niño, no tiene padre, y sucede lo mismo. La palabra ghetto se hizo popular a finales de los años 60 para describir las zonas pobres de la ciudad».
El movimiento de los Derechos Civiles
En 2012, durante el homenaje que el Country Music Hall of Fame brindó a Elvis por su 35º aniversario luctuoso, Davis también afirmó haber escrito In the Ghetto inspirado en la lucha por los Derechos Civiles del ’69.
Con años precedentes donde enormes victorias para la comunidad afrodescendiente tomaron lugar —como el derecho al voto, empleos e hipotecas igualitarias, cese de reglamentos whites only en diversos servicios—, la década se despedía también con un sabor amargo. Apenas un año antes de que apareciera In the Ghetto y se diera por cerrado este episodio de lucha, se había asesinado al líder activista Martin Luther King Jr. La comunidad mexicoamericana tomaba las calles para frenar su invisibilización y sufrimiento —como puede verse en un documental de 1969 por la National Educational Television—. Personas trans de origen negro y latino alzaban la voz contra las injusticias que vivían día tras día. En general, el clima era bastante agitado como para decir que el mundo estaba siendo invadido por amor y paz.
Éste fue el contexto que vio nacer a In the Ghetto. Una canción que ilustra y resume a la perfección lo que ese mismísimo año se teorizaría desde el mundo académico como violencia estructural por el sociólogo noruego Johan Galtung. La violencia estructural se refiere a situaciones en las que se producen daños a necesidades humanas básicas. Éstas pueden entenderse como supervivencia, libertad, bienestar e incluso identidad. En ellas generalmente hay un grupo privilegiado y otro vulnerado; los cuales suelen estar caracterizados en términos de clase, raza o género.
In the Ghetto es, así, el relato de un niño que nace sin posibilidad otra más que vivir el mismo destino de miseria y apuro que cualquier otra persona del ghetto. Sin otra alternativa más que robar y quebrar las leyes para sobrevivir, asesinado finalmente a manos de aquel sistema que le orilló a dichos actos. En ese mismo tenor, una advertencia de inevitabilidad para los niños por venir, a menos que el resto tomemos cartas en el asunto. Un llamado de atención hacia la cotidianidad de la periferia.
Actualidad de In the Ghetto
¿El escenario ha cambiado? ¿Las condiciones se han modificado? Ciertamente no. Por mencionar sólo algunos casos: desde Rodney King en 1992 hasta George Floyd en 2020, pasando por Tanisha Anderson, las cosas distan mucho de cambiar. ¿Los niños latinoamericanos en jaulas durante la administración de Trump? Un puente claro hacia la canción de Davis y Presley. Un caso más de cómo las infancias del presente que viven en comunidades segregadas siguen siendo condenadas, tal vez no al frío viento de Chicago exactamente, pero sí al mismo enojo y a las mismas salidas de hace cincuenta años.