Reafirmar la existencia: Juana Garrido, carpintera, montañista y buscadora de personas

Desde su taller de carpintería, Juana Garrido no sólo reafirma su existencia conjugando el montañismo y la antropología, también la de su hermana Viviana, quien desapareció hace 4 años y la de miles de personas desaparecidas

La vida de Juana Garrido Ibarra (31 años), estudiante de antropología, cambió radicalmente la tarde del 30 de noviembre de 2018, cuando su hermana mayor, Viviana Elizabeth, desapareció en las inmediaciones del metro Ermita en la Ciudad de México.

Aquel viernes cerca de las 6 de la tarde, Viviana, ingeniera industrial de 32 años, se despidió de su compañera de trabajo y bajó del camión rumbo a su hogar para encontrarse con su hija, pero nunca llegó a su destino. Dejó de contestar llamadas y su teléfono no recibió más mensajes de texto.

Juana Garrido

Al día siguiente, su hermana Juana y su familia emprendieron el inicio de un vía crucis: tras esperar 72 horas para levantar la denuncia por órdenes de las autoridades buscaron en hospitales y acudieron a los alrededores de donde fue vista por última vez. También buscaron rastros de ella en la basura, en las calles y gritaron su nombre a través de un megáfono sin éxito.

Luego de negarles el acceso a la geolocalización de su teléfono celular, así como a la revisión de cámaras públicas acusando mal funcionamiento de las mismas, las autoridades comenzaron una serie de acciones de búsqueda a los cincuenta días de la desaparición, todo con un plan deficiente y sin perspectiva de género. Cuatro años después, Juana continúa exigiendo avances en las investigaciones que permitan esclarecer dónde está Viviana.

«Con la desaparición de Vivi, todo se pausó»

Juana Garrido

Buscar a personas desaparecidas en México es una labor de tiempo completo. La mayoría de personas buscadoras son mujeres, las mismas que históricamente han ejercido los trabajos de cuidado en sus familias. La incompetencia e ineficiencia de las autoridades provoca que los familiares tomen en sus manos, con sus propios recursos y saberes, las investigaciones y la búsqueda, así como acciones de protesta para exigir a las instituciones que realicen su trabajo.

Cuando Viviana desapareció, Juana se dedicó de tiempo completo a buscarla. No obstante, tras el paso de los días y la falta de certezas, la situación resultó inviable económicamente. A los dos meses, Juana decidió volver a la carpintería, esta vez con una perspectiva distinta. La informalidad del oficio (una de las características que comparten la mayoría de ocupaciones que ejercen los familiares de personas desaparecidas) le permitió sostenerse económicamente y al mismo tiempo, continuar con la búsqueda de Viviana:

“Muy pocas de las personas que buscamos tenemos un trabajo formal porque la búsqueda no te lo permite. Tienes que interrumpir tus actividades, no puedes tener un horario porque tienes que adaptarte al de las instituciones, al de las búsquedas que tienes que hacer”, explica.

Juana Garrido

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la desaparición de personas es una violación pluriofensiva de derechos humanos, pues además de dañar a la víctima directa también provoca sufrimiento, temor e incertidumbre en sus familiares. Además, trastoca sus dinámicas y atraviesa múltiples ámbitos de la vida de las personas que se dedican a la búsqueda.

“Yo estaba empezando mi tesis, pero a partir de lo de mi hermana hubo cambios drásticos. Lo que seguía era probablemente terminar de ser estudiante y luego trabajar, pero con la desaparición de Vivi, todo se pausó”, resume a grandes cuentas Juana, quien aún no culmina sus estudios porque tras la desaparición de su hermana, trabajar se volvió una obligación para solventar las búsquedas.

Reafirmar la existencia

Juana Garrido

Aficionada del montañismo y la escalada, Juana aprendió de carpintería a los 22 años para financiar sus estudios de Antropología Física en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Sin embargo, la desaparición de su hermana provocó que la carpintería, antropología y el montañismo tomaran otro sentido en su vida.

Desde hace cuatro años, Juana ha tratado de sobrellevar un equilibrio entre la carpintería y la búsqueda de su hermana, una combinación que aunada con el nulo apoyo de las autoridades, acarrea aún más problemas para los familiares de personas desaparecidas. “He aprendido a combinar mi trabajo con la búsqueda de Viviana, a veces puede complicarse porque después de las búsquedas que implican un desgaste físico y mental, es difícil retomarlo. Pero también esto me ha permitido continuar con las acciones de búsqueda porque puedo adaptarlo a mis tiempos y posibilidades”, explica.

La carpintería ha ayudado a Juana a ser buscadora, no solo para solventar gastos como transporte y comida; sino porque a través de ella se ha fortalecido, enfrentando la ausencia de su hermana, pero también ha reafirmado su existencia: “Mi oficio a veces me permite desconectarme de lo que estoy pasando porque me tengo que concentrar en lo que hago y en las máquinas, es un medio de escape también para continuar la búsqueda”.

Juana se ha abierto camino en un oficio históricamente dominado por hombres, ha enfrentado la invisibilización y desconfianza. “Desde el hecho de ser mujer y moverme en un ambiente machista y trabajar con hombres aceptando que yo era la ayudante, cuando era lo contrario”, señala, “hasta que un día decidí trabajar sola y enfrentarme a los hombres, asumirme como carpintera y señalar que no estoy jugando a hacer muebles o figuritas”.

Unas semanas antes de la desaparición de Vivi en 2018, Juana subió la montaña con motivo de su servicio social y su proyecto de tesis. Desde entonces, no ha vuelto a subir cerros y montañas con otros fines que no sean la búsqueda de personas desaparecidas.

Juana Garrido

Tras la desaparición de Viviana, Juana conoció a otras familias en la misma situación y juntas conformaron el Colectivo Hasta Encontrarles CDMX, el primero en la Ciudad. Desde entonces, además de mantener la búsqueda de su hermana y exigir a las autoridades, acompaña a otras familias que atraviesan una situación similar en la capital de un país con más de 100 mil desapariciones.

Desde el Colectivo, Juana asesora a familiares de personas desaparecidas, se reúne con autoridades en mesas de trabajo y realiza búsquedas en campo. Nunca imaginó que la antropología y el montañismo tomarían un significado distinto en su vida. “Veía la antropología solamente como una carrera y algo que me gustaba, pero se volvió una necesidad, que además demanda todo el sentimiento y preocupación por encontrar a mi hermana. Ya no tiene el mismo significado que antes”. Con los saberes propios de su formación, los de sus aficiones y las herramientas del oficio, Juana no solo busca a Vivi, sino a Luis, Ángel, Leonel, Pamela, Jesús, Nohemí, Felipe, Geovanni y miles de desaparecidos más en la Ciudad de México.

viviana garrido

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Paola Atziri Paz
Paola Atziri Paz
Estudié Filosofía en la UNAM. Llegué al periodismo por la necesidad no sólo de entender los problemas políticos y sociales, sino de explicar e incidir en al menos un lector. Feminista especializada en DDHH, megaproyectos, derechos indígenas y de las mujeres.

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