Definir el body horror no es ni tarea sencilla ni un quehacer realmente agradable. En términos simples, con este concepto podemos referirnos elemental y llanamente a todo eso que nos causa un cosquilleo en la nuca y eriza los vellos del antebrazo cuando nos exponemos a las facetas más grotescas del cuerpo humano. Sin embargo, este tipo de horror —un subgénero del terror mismo en el cine y la literatura, principalmente— va mucho más allá. Echa mano de nuestras fobias ante la transformación anatómica, el asco y la repugnancia. Sí. Pero sobre todo, es una forma de narrar y acercarnos al miedo con aristas en temas bastante más profundos como el género humano, la sexualidad, las convenciones sociales en torno a nuestra imagen, las políticas públicas que tocan nuestros cuerpos, la angustia, el pavor al ridículo, la caricatura que hemos de la carne y un largo etcétera.
Qué es el body horror
Siempre un asunto de explicaciones huidizas y precisiones complicadas de pronunciar, el body horror —o terror corporal— es un subgénero del terror en cine, literatura y televisión, entre otros.
No obstante, podemos puntualizar que este tipo de relatos se caracteriza por recurrir y fundamentarse en una sola intención: asquear y perturbar a sus espectadores. ¿Cómo? A través de las distorsiones del cuerpo humano.
Ojo: esto no significa una trama e imágenes gore, que más bien tienden a la destrucción del cuerpo humano y litros y litros de sangre sobre la pantalla. Aquí el ritmo de nuestro estremecimiento es marcado por la transformación hacia lo grotesco, la antropomorfización de insectos y animales, enfermedades, virus, infecciones, parásitos e, incluso, ciertas narraciones zombie (aunque no todas).
¿Qué identifica especialmente al body horror?
Principalmente, sus cualidades surrealistas o de ciencia ficción mezcladas con el terror. Aquí hay experimentaciones desquiciadas, planes malévolos que pueden provenir de otro planeta o un régimen político instaurado en el infierno, por ejemplo. Asimismo, este subgénero –cuando se trata de cine y televisión— tiene una estética particular cimentada en efectos especiales que se cruzan con el maquillaje y los prostéticos profesionales. A esto podemos, incluso, sumar críticas sociales o sátiras al orden establecido.
Cuando se trata de literatura, el body horror se presenta en cuentos, novelas y teatro como descripciones grotescas, inverosímiles y angustiantes. En la pantalla se ha gestionado con texturizaciones y aberraciones de la apariencia humana —o sexual—; desde la piel putrefacta de The Mummy (el clásico de Universal) hasta el hito contemporáneo de The Substance.
Para que esto se lograra tuvieron que ocurrir bastantes cosas en la industria cinematográfica. Una censura más holgada, profesionalización de los efectos visuales —prácticos o digitales—, reconocimiento de la Serie B como un cine valioso en la cultura pop y hasta el streaming.
Las mejores películas de body horror para ver de corrido en una noche espeluznante
Si los nombres de cineastas como David Cronenberg, David Lynch y John Carpenter no resuenan en tu cabeza —o sí—, prepárate. Que estás por conocer una lista de cine perfecta para sentir escalofríos y cariño por tu cuerpo tal y como está hoy.
Videodrome (David Cronenberg, 1983)
Para arrancar, un clásico de culto que te dejará muy en claro de que va el terror coroporal en serio. Coqueteando con la ciencia ficción y la crítica a la sociedad enajenada del siglo XX, esta peli nos muestra a un hombre, Max Renn —dueño de una pequeña emisora de televisión por cable—, que un día descubre una transmisión snuff con imágenes de personas siendo torturadas y asesinadas. Más tarde, descubre que la transmisión se llama «Videodrome», y que es mucho más que un mórbido espectáculo, sino un desquiciado experimento de poder.
The Thing (John Carpenter, 1982)
Un esencial del terror fantástico que nadie ha podido superar, gracias a sus hilos de miedo y desesperación al más puro estilo del suspense, con un maridaje extraordinario de asco y repulsión. En este historia, investigadores antárticos se cruzan con una forma de vida extraterrestre que tiene la capacidad de imitar a otras formas de vida, construyendo una narración de pánico como ninguna. Atención al diseño de las criaturas; de los mejores en la historia del cine.
Eraserhead (David Lynch, 1978)
Un largometraje que merece toda tu atención y decenas de vistas cada que quieras maratonear con películas de terror y culto. Se dice que el guion de Lynch —un enfoque más experimental del género de terror corporal tal y como lo conocemos hoy– se inspiró en la propia deformidad de nacimiento de su hija y en el dolor que experimentó Lynch al verse obligado a someterse a cirugías correctivas. Éste el retrato de un personaje que no sufre a partir de sus propias transformaciones, sino que padece el horror de un ser amado.
In My Skin (Marina de Van, 2002)
Una probada de terror contemporáneo con una mujer al mando del filme, siendo éste un terreno ampliamente dominado por hombres. La peli trata de Esther, una mujer disgustada con su propio cuerpo después de sufrir una lesión menor, quien rápidamente evoluciona su perfeccionismo estético a un festín de automutilación.
The Substance (Coralie Fargeat, 2024)
Por supuesto que teníamos que cerrar este listado con el body horror del momento. Una crítica a los prejuicios de la mediana edad, el sexismo en el mundo del entretenimiento y a la idea de convertirnos en nuestro propio enemigo a medida que envejecemos. Una delicia grotesca que podemos ver en MUBI con una mirada mordaz y estridente nos recuerda el bajo mundo en que vivimos.
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También puedes ver este listado de arriba hacia abajo, claro. Sólo contén las náuseas.