Previo a nuestro propio movimiento por la liberación de los derechos LGBT+ (gay) en México, un año antes de la primera marcha oficial del orgullo en nuestro territorio, uno de los mayores antecedentes a nivel global —evidentemente— fue la noche de Stonewall (1969) en NYC. Sin embargo, preliminarmente a esta revuelta existieron factores tanto en Estados Unidos como en plano nacional que pueden identificarse como estructuras teóricas y de acción para la lucha mexicana por las diversidades sexuales.
Antecedentes de la primera marcha LGBT+ en México
Primero, podemos identificar el movimiento homófilo, activo en Estados Unidos, desde el final de la II Guerra Mundial hasta finales de la década de 1960; dentro del cual organizaciones como la Sociedad Mattachine y las Hijas de Bilitis abogaron, accionaron publicaciones y generaron sentido de comunidad en pro de la aceptación social de las personas LGBT+ —a menudo mediante tácticas más moderadas y cuidadas, en comparación de las medidas que vinieron en los años 70 y 80—.
Incluso, antes que esto, a Henry Gerber y su Society for Human Rights, que fundó este grupo con sede en Chicago durante 1924. La primera organización documentada de defensa de los derechos de los homosexuales en Estados Unidos.
En un segundo momento —situándose en la escena local—, podemos remitirnos a 1971, cuando un empleado de Sears en la Ciudad de México fue despedido por su supuesta orientación homosexual. Hecho que provocó indignación y movilización entre intelectuales y artistas de la época. Como mencionamos más arriba, este incidente es considerado un antecedente importante en la lucha por los derechos LGBT+ en México, entretejiendo la participación de pensadores como Carlos Monsiváis y Nancy Cárdenas, que mantenían nexos con grupos activistas de la diversidad sexual en Europa y Estados Unidos.
Se considera, entonces, que el clima político y social heredado de 1968 no dio las condiciones necesarias para movilizar la lucha. Tuvieron que transcurrir siete años más para que la primera movilización obtuviera las condiciones necesarias de emergencia. Para finales de la década de los 60, los ecos del movimiento de 1968 y las noticias sobre los disturbios de Stonewall encendieron un polvorín que se extendió rápidamente en la capital, donde artistas e intelectuales homosexuales y lesbianas comenzaron a organizarse en reuniones clandestinas. Del clima hostil que propiciaba la discriminación, las detenciones arbitrarias y los abusos policiales, surgieron las primeras posiciones políticas en el país al respecto.
El Frente de Liberación Homosexual y el inicio de la organización
La artista Nancy Cárdenas, el dramaturgo José Ramón Enríquez y Luis González de Alba, escritor y uno de los dirigentes del movimiento del 68, articularon los primeros grupos de discusión al respecto en la Ciudad de México. Desde el otro lado del Atlántico, Carlos Monsiváis, inmerso en una estancia como profesor invitado en la Universidad de Essex, mantenía correspondencia con Cárdenas sobre las organizaciones LGBT+ en Europa. Si bien el movimiento creció durante la década de los 70 de forma asimétrica en las principales ciudades del país, el Frente de Liberación Homosexual de México en 1971 significó la primera organización en defensa de los derechos de la comunidad LGBT+ en el país.
El manifiesto del frente era un decálogo vanguardista que llamaba a frenar la discriminación contra los homosexuales, a exigir la educación sexual en las escuelas, a parar la violencia policial y frenar la discriminación de las empresas. También demandaba que los medios de comunicación dejaran de referirse a la homosexualidad como “perversión, delito o aberración”, y lanzaba dos exigencias relacionadas con el conocimiento científico: «que los psiquiatras depongan su actitud anticientífica de considerar a la homosexualidad como un problema o enfermedad», además de que se abordara el homosexualismo con criterio científico en las escuelas.
El Frente Homosexual de Acción Revolucionaria: el movimiento a las calles
Aunque el Frente se disolvió en 1973, su creación fue el germen de distintas organizaciones que coincidían en su militancia de izquierda y abiertamente homosexual, entre ellas Lambda, Oikabeth y el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), grupo al que se le reconoce la organización de la primera manifestación abiertamente gay en México, que tuvo lugar el 2 de octubre de 1978 en la marcha conmemorativa de los diez años de la brutal represión del movimiento estudiantil en Tlatelolco. Según coinciden las crónicas de la época, se trató de un pequeño grupo de una treintena de personas, que organizadas bajo el Consejo General Homosexual (CGH), decidieron marchar con un contingente propio y plenamente identificado como homosexual entre los manifestantes con rumbo a Tlatelolco.
Al año siguiente, el 29 de junio de 1979, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, el Grupo Lambda de Liberación Homosexual y el Grupo Autónomo de Lesbianas Oikabeth convocaron a la Gran marcha del orgullo homosexual, la primera de su tipo en México. La organización estableció las 4:30 de la tarde como la hora para partir del Monumento a los Niños Héroes en Chapultepec con rumbo al Ángel de la Independencia; sin embargo, el Gobierno del Distrito Federal envió granaderos para impedir que el contingente siguiera su rumbo sobre Reforma, de modo que la manifestación avanzó en paralelo sobre Río Lerma, y devino en la hoy extinta Plaza Carlos Finlay, donde hoy yace el Monumento a la Madre.