Mixup

10 cosas que los millennials y Gen-X recordamos con nostalgia de Mixup

Un viaje por todo aquello que extrañamos y nos sigue causando suspiros de tristeza cuando pensamos en los Mixup de antes.

Y sí. Hubo un tiempo en que Mixup fue una tienda de discos; refugio para los desquehacerados y a quienes las horas no nos alcanzaban cuando se trataba de descubrir bandas nuevas. Ésta es una historia para los que podemos vivir hoy en la Ciudad de México, pero el Distrito Federal vivirá por siempre en nosotros. Los que en cualquier otro estado de la República durante los 80 y 90 teníamos que esperar a que alguna radiodifusora se apiadara de nosotros y pusiera algo verdaderamente revolucionario en su programación. Incluso, que debíamos esperar con paciencia junto a la grabadora para presionar oportunamente el botón de REC sobre un cassette virgen —o reusado— en su hipnótico compartimento y amainar un poco aquel aguante. Éste es un relato común para todos aquellos que vivimos en una época donde ocurría de todo, pero igual sentíamos que no pasaba nada. Sin redes sociales, pero la angustia adolescente a tope.

@mixupmusicstore

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♬ sonido original – Musian

Si eres un millennial o un Gen-X sabes a qué nos referimos. Estuviste ahí. Entraste al Mixup con la billetera bien dispuesta para comprarte algo, sabiendo que no podías llevarte nada, o simplemente para «matar el tiempo». Viste ahí a tus amigos. Acompañaste a tus tíos o abuelos para encontrar ese disco que llevaban años buscando. Besaste a alguien entre sus pasillos. Ahora, entras a cualquiera de sus sucursales —las que pueden jactarse de seguir abriendo sus puertas— y no sabes si entraste a un Steren, una MacStore, una tienda Panini o algo en el medio.

La fortuna

Tienda Mixup de antes con discos

Tal vez pocos entiendan por qué seguimos extrañando los Mixup tal y como eran, pero tú continúa. Culturalmente, hoy ya no eres una joven promesa. No eres un talentoso under-thirty. Pero tampoco eres una amenaza. Nadie te culpa de la menor barrabasada en el mundo profesional. Y está bien. Eso quiere decir que nos podemos sentar y relajarnos, aunque nos tachen de nostálgicos. Tomar con calma eso que vinimos a hacer. Construir mundo, acervos y cultura.

Que ya no tengamos todos los ojos puestos sobre nosotros es algo bueno. Porque en el fondo, sí fuimos generaciones de cambio. Seguimos siéndolo. Pero ya nos la podemos llevar más tranquila. Llenos de recuerdos increíbles y un montón de cosas por demostrar aún, mientras le damos play a nuestros CD’s y vinilos; desde Peter Murphy, The Cure o Garbage, hasta Caifanes y Porter.

Esto es un recuento para seguir viviendo. Date cuenta de lo afortunados que fuimos y la tarea que tenemos.

1. El primer stand, lo más nuevo

Siempre en inglés al frente, en español a la vuelta. Porque sí, los asiduos a Mixup estábamos muy colonizados. Pero no pasaba nada. El asunto era saber qué estaba en el hype de aquel entonces y se conseguía. Hasta arriba del anaquel se mostraban los álbumes en una especie de chart, ostentando su posición en ventas. Si eras un cliente mainstream o simplemente sucumbías a esa canción que nadie paraba de tararear, ésta era tu primera parada. Si no, lo tuyo estaba más adelante. Quizás al fondo. Tal vez donde nadie más iba. Pero de eso hablaremos luego, no hay que comer ansias.

2. Los audífonos

Top chart
El mítico Top Chart.

Toda una experiencia. Al final de los corredores y anaqueles, principalmente a los costados de la tienda, muy cerca de los escaparates —para que todo mundo te viera—, reproductores con audífonos. En ellos podías escuchar los lanzamientos más importantes de la temporada o uno que otro disco que recobraba relevancia. Al principio, podías oírlos completos. Después, ya sólo eran fragmentos. El chiste es que allí o se definía la compra y el anhelo de un álbum, o te decepcionabas y terminabas por convencerte de no tirar tu dinero. No había Spotify y esto era, en verdad, una cita con la música.

3. Mixup Classic

No todas las sucursales, sólo las más grandes y cuya demografía lo ameritaba, contaba con este espacio. Un destino para los ñoños, raritos y señores de la música. Un sitio donde podías encontrar discos de música clásica, bandas sonoras del cine, musicales y extravagancias del new age. Lo mejor era su aire premium en tonos beige con dorado y celosías.

4. La pared de las series

Antes del streaming y que las cadenas televisivas sacaran sus propias plataformas, ocurrió algo mágico. Nuestras series favoritas —de antaño y presente— se habían llevado al universo del DVD (y Blu-ray, posteriormente). Por fin, podíamos ver mil y un veces nuestros shows favoritos. Muchos empezamos allí nuestras colecciones. Había box-sets maravillosos que quitaban el sueño. Finalmente, HBO, Warner, Fox y demás dejaron de producir estas copias y distribuirlas para dirigirnos a sus nuevos modelos de negocio.

5. Había secciones de música…

Quizá no las mejores. Probablemente muy generales. Pero las teníamos. Primero, estaba una sección que se llamaba Pop/Rock Inglés, en donde prácticamente ponían todo. También estaba el enorme paraguas de Español, que lo mismo resguardaba a Yuri que a Los Dynamite. Sin embargo, en varias sucursales teníamos espacios dedicados a Alternativo, Electrónica, Regional y hasta Metal y Salsa. Lo interesante de todo esto es que, debido a criterios difusos para su acomodo, uno pasaba horas viendo portadas y pasando los dedos entre discos. Bellos y preciosos discos.

6. Podías conocer a tus artistas

Una parada obligada en la gira de muchos artistas, tanto nacionales como extranjeros, era el Mixup. Firmas de autógrafos y convivencias sucedieron en sus sucursales más importantes. De Michael Jackson y Placebo, a Interpol y Pepe Madero (con su poco ángel para los fans), éste era un lugar donde sucedían cosas.

7. Cine de arte

Tienda Mixup de antes en el Centro Histórico del Distrito Federal
La tienda del Centro Histórico en CDMX.

Tal vez no tenían la curaduría del señor que te vendía pelis afuera de la Cineteca o en El Chopo. OK. Pero éste era un apartado en el área de DVD’s y Blu-Rays que existía y era importante. Antes de que sólo se apilaran allí las mil copias que nadie compraba ya de Almodóvar, Bergman y Miyazaki, había mucho de dónde escoger. Mucho. Y uno compraba a ciegas esperando que nuevos mundos se desdoblaran frente a nuestros ojos.

8. El módulo

En esa pequeña fortaleza, además de comprar y reclamar tus boletos de Ticketmaster, se encontraban los grandes tesoros de cada tienda. Allí podías ver —de lejos o solicitándolo a quien estuviera custodiando el lugar— ediciones especiales, importaciones extrañas, mercancía oficial de algunas bandas, la computadora donde registraban tus pedidos —en caso de no haber hallado lo que buscabas— y la consola que reproducía la música de ambiente en ese preciso momento. Una joya.

9. Círculo Mixup

En la era de los fanzines, por supuesto que la tienda tenía el suyo. Allí se relataban y editorializaban los sucesos más relevantes, los lanzamientos por venir, y teníamos sustanciales reseñas y entrevistas… una gozadera que empezó en 1992 y que ponían en tu bolsa de compra tras cada visita, pero que nadie en nuestro equipo tiene muy claro cuándo dejó de existir.

10. Lo que en ningún otro lugar…

Tienda Mixup de antes con audífonos
Ese momento cuando estabas a punto de descubrir algo increíble… O no.

Hubo una etapa en que verdaderas extrañezas llegaban a Mixup, como si se tratase de cualquier cosa. Desde singles hasta compilaciones muy peculiares, al mismo tiempo que ediciones que hoy pueden valer muchos miles de pesos y en su momento sostuvimos entre nuestras manos con una etiqueta que pudo haberse leído como A 22B 31 —obligándonos a buscar en su tabla de precios qué demonios significaba esto—. Lejos quedaron esos días de genuinos y palpitantes hallazgos.

Proust decía que «no se extrañan los sitios, sino los tiempos». En ese sentido, puede que no sea el Mixup como tal lo que echamos de menos, sino ese montón de aquellas-veces. Pero no te estrujes el corazón. Tú sigue dándole play a tus discos. Emociónate con el diseño y los booklets de tus películas favoritas en formato físico. Reúnete con tus amigos y revisen sus archivos. Busca tiendas independientes. Nada nos dice que los catálogos en línea serán eternos y puede que tú seas la única persona en México que tenga una copia más o menos legible de tal o cual canción en un futuro próximo. Días mejores seguirán viniendo.

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