La silla Ovejo, ¿cuerpo fabuloso, núcleo de identidad?
El diseño industrial latinoamericano es uno de los hallazgos más grandes y emocionantes que se pueden tener en la vida. Primero, porque su búsqueda primigenia raya casi en lo fantástico; en la historia de las artes y el diseño que se imparte en varias escuelas de México y otros puntos de América Latina, desde la secundaria o bachillerato hasta la educación profesional, se trata a la creatividad local como un tema menor. Como una criatura mítica de difícil comprobación. Si esto ha cambiado es, afortunadamente, gracias a un giro de narrativa que hemos vivido como región desde los 2010. Debido al ímpetu de muchos formadores (y comunicólogos) por reencaminar dicho gran relato.
Entonces, el diseño latinoamericano se convierte prácticamente en un ente vivo que nos asombra con su existencia —en sus muy distintas formas— cada que le logramos divisar en los valles de «lo imposible».
Segundo, éste resulta tan fascinante al descubrirse, porque reúne a su interior elementos clave de quiénes somos en esta parte del mundo. Nuestras pasiones, sentimientos, miedos, sueños y alegrías. También los gestos que nos caracterizan y las experiencias que privilegiamos.
Qué es la Silla Ovejo
En ese sentido, la silla Ovejo es la unión perfecta entre el mito, la realidad y el espíritu.
Ésta es una silla hecha con piel de oveja, tiras de correa de cuero y cilindros de madera con cortes horizontales, trasversales y verticales. El encuentro perfecto entre la funcionalidad y la tradición, entre el futuro y las herencias de la belleza.
La silla Ovejo es un objeto que nos invita a descansar. A dejarnos ser abrazados; ya sea por un ser humano, por el arrebato de un pensamiento, por la necesidad de dormir o, a fin de cuentas, por su manto en piel de oveja. Entre todas sus utilidades: ¿la de hacernos sentir que todo va a estar bien? ¿Que nos merecemos tomar una pausa? Sí.
Quién hizo la silla Ovejo
El bumangués, Jaime Gutiérrez Lega. Quien nació en 1932, estudió en Los Angeles —en el Chowinart Art Institute—, Diseño de Interiores en Belmonth Adult School e hizo una especialización en ingeniería de muebles en el Instituto Técnico de Lahti, en Finlandia.
Durante los setenta colaboró con la apertura de varias facultades de Diseño Industrial en Colombia. Fue profesor de Alberto Mantilla y de Óscar Peña en la Javeriana. Dos de las autoridades más grandes que conocemos en el diseño latinoamericano.
Gutiérrez Lega también dictó cátedras de Diseño Industrial y de Interiores en las universidades Jorge Tadeo Lozano, la Nacional, Los Andes, la Bolivariana de Medellín y instituciones estadounidenses de renombre.
Hoy se dedica a investigaciones arqueológicas y a las artes mixtas. Jaime Gutiérrez Lega es considerado uno de los padres contemporáneos del diseño industrial colombiano.
Por qué es tan importante la silla Ovejo
Esta silla significó un avance más en los esquemas de exportación creativa latinoamericana. A comienzos de los setenta, el diseñador visitaba con frecuencia Villa de Leyva, donde se vendían pieles de oveja, cuero y madera de eucalipto —cortada para leña—. Dichos materiales le inspiraron a pensar en un asiento ideal para el descanso; otro importante dato sobre cómo las ideas se encuentran con los recursos cercanos.
Su éxito y convencimiento fue tal que la pieza, ya producida en buen volumen, llegó a las tiendas de New York.
La silla Ovejo se lanzó al mercado en 1972 y ese mismo año obtuvo una mención de honor en el concurso del Centro de Investigación, Diseño y Desarrollo del Mueble Colombiano (CIDEM).
Su importancia recae, finalmente, en la consciencia de que sólo un diseño latinoamericano podría dar ofrecer un verdadero abrazo con sus formas.