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Fuente de Belén CDMX Chapultepec

La Fuente de Belén, la más antigua y (quizá) la más olvidada de la ciudad

Inaugurada en 1760 como inicio del Gran Acueducto de Chapultepec, este gigante de piedra ha sido testigo del crecimiento desbordado de la capital durante más de dos siglos

Entre los muchos monumentos que hay en esta ciudad, hay uno que, si bien nunca pasa desapercibido, se ha vuelto tan habitual que ya lo damos por sentado: la Fuente de Belén en Chapultepec. Un gigante de piedra que da la apariencia de haber estado allí desde el principio de los tiempos y es que, aunque suene un poco exagerada, esa idea tiene algo de cierto, pues se trata de una de las fuentes más antiguas de la capital. 

Rodeada por un rebaño de camiones morados, la Fuente de Belén acompaña a quienes se toman un descanso antes de volver a sus actividades, se fueron de pinta, van a “echar novio” o simplemente tienen que ordenar sus ideas después de haber viajado en metro. Aún a pesar de ser tan buen y silencioso testigo de la rutina en esta ciudad, el monumento no se encuentra en el mejor estado.

fuente de belen antigua

De la fachada barroca que le dio esplendor a esta fuente, que, por cierto, es hermana de la ya extinta Tlaxpana y de la que anteriormente estaba en Salto del Agua —la original está en el Museo Nacional del Virreinato de Tepotzotlán–, ya queda muy poco. El agua de lluvia, el aire y el salitre que aún queda en el suelo de la ciudad desgastaron la cantera y borraron parcialmente muchos de los detalles que adornaban la fuente. 

Más allá de las flores y los querubines que apenas se distinguen debido al deterioro causado por el tiempo y el ambiente, el daño más considerable que ha sufrido la fuente es el causado por una grieta que la partió casi a la mitad. Dicha ruptura fue ocasionada por una reubicación en 1971 por órdenes del entonces jefe del Departamento del Distrito Federal, Luis Echeverría. Al hacer la planeación —o quizá al no hacerla—, olvidaron que el suelo de esta ciudad está en constante movimiento y que al poner la fuente en dos superficies diferentes (un cajón del Metro y un terreno natural) esta podría resultar dañada. 

fuente de belen actualmente

Pero basta ya de hablar de su supuesta decadencia, porque sí aún a pesar del tiempo la Fuente de Belén todavía luce imponente, vale la pena imaginarla en 1760 cuando el virrey Agustín de Ahumada y Villalón, Marqués de las Amarillas, la inauguró como el inicio del gran Acueducto de Chapultepec, que con sus 902 arcos recorrió cerca de 4 kilómetros hasta llegar a Salto del Agua. 

En ese momento, la Fuente de Belén estaba dentro del Bosque de Chapultepec, hogar de los manantiales que en apenas un par de siglos atrás abastecían de agua potable a la gran Tenochtitlan. Lo cierto es que, con la construcción del acueducto su función no cambió demasiado; de hecho, para su traza se ocupó la misma ruta que los mexicas habían planteado para suministrar de agua a la capital de su imperio. 

Por lo anterior, no debe ser sorpresa que la de Belén y otras fuentes que estuvieron en la ciudad hayan servido como punto de reunión de viajeros, comerciantes y amas de casa que las veían como pequeños oasis en la Ciudad de México. De hecho, las fotografías que todavía se conservan de estas fuentes revelan estampas donde las reuniones alrededor del agua son el foco principal. Sin embargo, y aunque parezca una frase gastada, esas imágenes ya son solo recuerdos.

Si bien las personas se siguen reuniendo alrededor de la Fuente de Belén ya no lo hacen para beber agua. Como dijimos, es probable que estén ahí para hacer tiempo, encontrarse con alguien o para tomar el sol en medio de esta ciudad que, aún en sus piedras salitrosas, nos recuerda su estrecha relación con el agua.

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